- Bautista
- Posts
- Cómo No Tomar Decisiones de las que Te Arrepientas
Cómo No Tomar Decisiones de las que Te Arrepientas
En estos últimos cuatro meses, con este proyecto de ‘consiliación de contenido’…
Aprendí una enormidad de cosas.
Todas y cada una de estas cosas fueron interfiriendo en mi manera de pensar y de ver la vida. Fue evidencia que tuve que ir tomando. Estaba ahí, no podía ignorarla.
Y hace tiempo que tengo la idea de que este proyecto me está impulsando a experimentar. Porque durante este tiempo, tuve que probar diferentes acercamientos para el diseño de publicaciones, los temas que elegía para escribir, etc.
Pero también me dí cuenta de que esa experimentación, no era algo que surgía exclusivamente en relación a este proyecto.
Me percaté de que era algo que hacía en todas las otras áreas de mi vida.
Entonces, un día llegué a una conclusión y pensé:
“Soy un científico”
“Planteo una hipótesis y busco testearla para ver si es verídica.”
“Yo digo que la realidad es de cierta manera y tengo que comprobar si mi idea realmente la describe de manera acertada.”
Y me refiero a científico en su sentido más amplio:
Alguien que plantea hipótesis, y busca corroborarlas con evidencia que las respalden o refuten para formular conclusiones prácticas.
Me di cuenta que en cierto punto, sobre cualquier cosa, planteamos una hipótesis.
Por ejemplo, cuando estás manejando:
En el celular te dice que tardás 23 minutos en llegar a tu destino tomando tal ruta. Pero a vos te parece agarrar otro camino porque creés que vas a hacer más rápido.
En esa situación, estás planteando una hipótesis, “esta ruta que elegí, es más rápida que la del celular”. Después lo corroborarás cuando llegues a tu destino.
Pero creo que se entiende el punto.
Entonces, creo que todos tienen dentro suyo un “espíritu científico“. Y la capacidad de formulación de hipótesis va a variar según la integración de este espíritu.
Ese científico interno, es el que se encarga de guiarte. Te des cuenta o no. Desde la ruta por la que optás cuando manejás, a la carrera profesional que elegís, o la confianza que le tenés a tu pareja.
Para manejarte en el mundo, necesitás un modelo sobre el cuál basar tus decisiones.
Puede que hayas tenido una o varias personas que te guíen desde el ejemplo, o inclusive desde la palabra…
Quizás te apoyás en una recopilación inconsciente de personajes de libros, series y películas que admirás.
O simplemente te cerrás a seguir la alternativa más cómoda.
Pero algo tiene que haber.
¿Te lo pusiste a pensar alguna vez?
Tener algo sólido sobre lo que apoyarte (que es lo que encontrás cuando formulás hipótesis constantemente), te va a simplificar la vida.
Porque cuando te encuentres en una situación en la que lo que te parece correcto y lo que es más “fácil” o “cómodo”, son dos cosas distintas…
Ahí, tu criterio (en lo que te apoyás) va a volverse crucial.
El asunto está en que cualquier decisión que tomes puede llevarte por un camino lleno de errores.
Y el peor arrepentimiento es encontrarse lidiando con errores innecesarios en un camino ajeno.
Cuando algo sale mal es preferible que sea siguiendo lo que vos creías mejor, que lo que otro decidió por vos.
Pero para poder apoyarte en algo sólido para tomar decisiones…
Necesitás formular hipótesis para encontrar lo firme.
Ese camino que podés seguir con seguridad. Esa columna en la que te podés apoyar convencido.
Necesitás un modelo que te guíe
Consciente o inconscientemente, desarrollamos hipótesis sobre qué es la vida y cómo se hace esto de vivir.
Estas hipótesis son explicaciones sobre lo que nos rodea.
Es en lo que te basás para tomar decisiones, para mantener tus relaciones. Es lo que te guía en tu carrera laboral, los proyectos en los que te involucrás. Lo que le da forma a tus perspectivas.
Son el modelo según el cual interpretás el mundo, la vida, la existencia, y todo lo que lo conforma.
Puede ser un modelo detalladamente estructurado y explícito o algo ímplicito, más abstracto.
Pero te dirige.
Llamálo modelo, filosofía de vida, como quieras.
Pero es esencial tener uno, porque sino…
La vida se transforma en caos absoluto.
Es imposible que tomes una decisión—hasta la más mínima—si no tenés un modelo simplificado de cómo funciona el mundo, para que te guíe.
Tiene que ser simplificado, porque no hay forma de que puedas alcanzar a entender la complejidad de lo que te rodea, y construir un modelo representativo que explíque cada fenómeno y que no contenga contradicciones.
Entonces…
Si creés que deberías escucharte más a vos mismo
Si te encontrás constantemente con dudas e inseguridad a la hora de tomar decisiones importantes
Y si te gustaría estar en un lugar en el que podés tomar estas decisiones y equivocarte sin que eso signifique ser un fracaso…
Tenés que aprender a formular tus propias hipótesis.
Porque si no… ¿Cómo vas a tomar tus propias decisiones?
No quieras tener razón
El asunto es que al necesitar algo simplificado, aceptamos certezas inmediatas. Eso nos inclina a querer evitar la incertidumbre y el error.
Tener certezas te ayuda. Porque, como dije antes, si no…
No podrías tomar ni la más mínima decisión.
Entonces tendés a aferrarte a lo que considerás verdadero. Te sentís seguro ahí. Tener razón te da la pauta de que entendés lo que te rodea.
Y eso te simplifica la vida. Pero…
La razón tiende a buscar elevar el conocimiento presente como algo absoluto.
Por momentos, la tentación de demostrar que tenés razón es abrumadora. Y eso es peligroso. Porque es ahí, sin darte cuenta, que estás quedando vulnerable, expuesto.
Te es fácil aferrarte a lo que conocés. Es cómodo.
Pero, ¿Tenés razón o no te estás animando a destapar lo que te contradice?
¿Qué pasa si ese deseo por tener razón te está nublando la vista?
¿Estás dejando de ver algo simplemente porque desestabiliza lo que creés?
"No es lo que no sabés lo que te mete en problemas. Es lo que estás seguro de que es cierto y que simplemente no lo es.”
¿Qué ganás cuando experimentás?
“La experimentación elimina la presión de saber o sentir que sabés lo que deberías estar haciendo en cualquier momento del día.”
Cuando integrás tu científico interior, filtrás tus experiencias como experimentos.
Así, cada error se convierte en una pieza valiosa en el proceso de descubrimiento, refinando tu enfoque y acercándote a algo significativo.
Sabés que cada resultado negativo es un paso más hacia la verdad, porque descartás un camino que no es.
Adoptar esa mentalidad hace que 1) estés dispuesto a intentar más cosas y 2) que te sea más fácil reconocer tus errores.
Y al intentar más, te vas a animar a emprender sobre tus ideas. Te vas a sentir mucho más seguro, pero también le vas a abrir la puerta a muchísimas oportunidades.
Vas a vivir mejor con vos mismo porque te vas a sentir satisfecho con tus esfuerzos y con las decisones que tomás sabiendo que las tomaste convencido.
Vas a aprender y crecer en el proceso. Ese es el punto de ser un científico.
Con todo esto, vas a fortalecer tu criterio. Entonces, no sólo vas a afinar tu puntería y mejorar en tus búsquedas, sino que también te más a mover con mayor seguridad, soltura, y determinación.
Integrar tu espíritu cientifico es esencial si querés ser alguien que sigue sus ideas con convicción y avanza sobre sus objetivos con determinación.
Te vas a convertir en alguien que consigue lo que se propone.
Cómo integrar el espíritu científico
El proceso de integrar este espíritu y de adoptar esa mentalidad, requiere tener dos ideas principales presentes:
1) Todo es cuestionable
¿Qué cosas das por sentado?
Por poner un ejemplo de algo que nunca me había preguntado y daba por sentado…
Hace un par de semanas que vengo haciendo un curso de introducción al pensamiento y obras de Nietzsche, y en una de las clases analizamos uno de sus textos en el que decía:
“… cuando analizo el proceso que se expresa en la frase 'Yo pienso', encuentro toda una serie de afirmaciones audaces que serían difíciles, quizás imposibles, de probar; por ejemplo, que soy yo quien piensa.”
Oséa, está cuestionando el hecho de que los pensamientos de uno, sean pensados por uno mismo.
Nunca. Jamás. Me lo había cuestionado.
Siempre fue una obviedad para mí, no se me cruzó por la cabeza.
Podés cuestionar TODO.
2) No te cases con la primera opción
Como todo es cuestionable…
No te cases con la primera respuesta se te aparece, seguí buscando. Planteá objeciones y preguntáte: ¿Qué otra postura podría haber al respecto?
Indagá hasta que no encuentres más ángulos de los cuales atacar lo que querés responder. De ahí, buscá si hay similitudes que se compartan entre estas posturas para identificar los puntos más firmes.
Mientras más firme sean los puntos en los que apoyás tu criterio, mayor es la seguridad con la que te movés y tomás decisiones.
Plantear hipótesis cotidianas para desarrollar tu espíritu cientifico
Si no encontrás una forma de empezar a cuestionar tu realidad y querés empezar a formular hipótesis que te impulsen…
Durante la próxima semana seguí los siguientes pasos.
Van a ayudarte a identificar y cuestionar tus propias creencias, y vas a ver cómo influyen en tus decisiones diarias y van a abrir una puerta de posibilidades en la manera en que interpretás la realidad.
1) Identificá una creencia o algo que asumís a diario
Armá una lista con todas las creencias que tengas sobre cómo funciona tu día a día. Puede ser algo simple como:
"Rindo más si estudio/entreno de noche"
"El café me ayuda a concentrarme"
Estas pequeñas creencias son hipótesis sobre tu propia vida, sobre las cuales podés experimentar y comprobar.
2) Formulá una Hipótesis
Elegí algunas de estas creencias, las que sean más relevantes para vos o sobre las que quieras experimentar y planteá una hipótesis:
"Si cambio mi horario de estudio/entreno a la mañana, voy a ser más productivo"
"Por más que tome menos café, mi concentración no va a disminuir"
3) Ponela a Prueba
Hacé un cambio específico durante la semana para ver si tu hipótesis se sostiene.
Para esto vas a necesitar mantener un registro de tus observaciones, incluyendo cómo te sentís y los resultados de tu experimento. Elegí qué parámetros querés testear y andá siguiendolos día a día.
4) Analizá la Evidencia
Al final de la semana, revisá todas tus observaciones. Fijáte:
A qué conclusiones llegás
Qué cosas te llaman la atención
Y qué cosas nuevas descubriste
Estamos limitados en nuestro conocimiento, no cierres los ojos.
"Es necesario apuntar hacia tu objetivo, por más tradicional que sea, con los ojos bien abiertos. Tenés una dirección, pero podría ser equivocada. Tenés un plan, pero podría estar mal diseñado. Puede que tu propia ignorancia te haya desviado del camino, o peor aún, tu propia corrupción oculta. Por eso, es fundamental que te amígues con lo que no sabés, en lugar de aferrarte a lo que ya creés saber."
Si querés respetarte a vos mismo y a tu criterio…
Entonces, lo que buscás no es cerrar los ojos y vivir esquivando todo lo que puede desestabilizar tus creencias. Al contrario…
Agarrás un martillo, el más grande que tengas, y golpeás todo eso que crees inamovible y das por sentado.
De ahí surge la verdadera seguridad y firmeza de tu criterio.
De golpear con determinación y estar dispuesto a desestabilizar tus creencias. Que caiga y se desmorone todo lo que no es suficientemente firme.
Si querés vivir de una manera en la que estés preparado para lidiar con cualquier desafío o dificultad que se presente en tu camino, tenés que evitar la tentación de caer en lo absoluto y querer tener razón.
Porque, no solo vas a llegar a un punto en el que le tenés miedo a cuestionarte,…
Vas a estar alimentando una fantasía; una ilusión, que te va a dejar todavía más vulnerable.
No quieras tener razón.
Si no buscás corroborar tus hipótesis, simplemente estás fabricando una ilusión.
Gracias por leer.
Buena semana, que te diviertas.
Bautista.