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Cómo Ganar en el Largo Plazo

La mentalidad que te está limitando y el simple cambio para hacer que las cosas pasen:

Tenés ideas pero no las ejecutás porque querés que sean perfectas.

Querés compartir algo pero te frenás de hacerlo.

"Todavía no estoy listo para hacerlo bien."

“¿Y sí no sale como quiero?”

El problema con eso es que te sentís paralizado. Y te frustra siempre estar esperando a que llegue el momento indicado.

Porque querés ver todo eso que tenés en tu cabeza, volcado en la realidad. Querés que exista.

Ahora. No en un futuro.

Y lo que en el fondo te está frenando, es el miedo de no estar a la altura.

De que lo que vos percibís como algo valioso, no sea visto de la misma manera por los demás.

En lo más profundo, no querés equivocarte, ni quedar mal parado.

Tenés miedo de que la implementación no acompañe la idea.

Y es completamente normal, porque muchas veces, la idea no va a estar correctamente representada por nuestra capacidad para implementarla.

Eso es lo que nos da miedo. Que el resto se quede simplemente con lo que llevamos a la práctica y no puedan ver la esencia de la idea.

Porque eso va a significar que no estamos a la altura.

Pero eso, te está frenando de hacer.

Y esto se lo digo al Bauti del pasado, pero muchas veces también, al del presente.

Por mucho tiempo sentí esta frustración de vivir constantemente esperando.

Tenía estas ideas que quería traer a la realidad pero que existían en una fantasía del futuro. Un futuro que ya iba a llegar.

Pero nunca lo hacía.

Siempre me faltaba un poco más de preparación. Siempre tenía que tenerlo un poco más claro, más definido. Y me atrapaba en una ilusión de espera constante.

Me empecé a centrar en la productividad. En formas de mejorar mi rendimiento y a planificar delicadamente cada paso para no pisar en falso en ningún momento.

El problema es que eso no lo solucionaba. Al contrario.

Ahora tenía más herramientas para no tomar acción.

Yo quería poder tener algo mío en lo que trabajar. Algo que otros puedan ver y que realmente genere un impacto. Quería hacer algo con las ideas que tenía.

Pero me dí cuenta de que lo que me limitaba era estar centrado en mi desempeño:

No quería equivocarme, quedar mal parado, ni perder oportunidades por esos errores.

Esos miedos y limitaciones, venían de dónde estaba puesto mi enfoque.

Y no fue hasta que lo cambié, que pude liberarme de esas limitaciones y empezar a hacer que las cosas pasen.

Ahora, el objetivo definitivo era el aprendizaje. Ahí, toda mi realidad tomó otro color:

  • La búsqueda de la perfección dejó de paralizarme.

  • Los errores dejaron de ser obstáculos y pasaron a ser indicadores que me guiaban.

  • Las cosas me empezaron a salir con mayor naturalidad y requerían menor esfuerzo.

  • Y los resultados empezaron a aparecer casi sin buscarlos, como un efecto secundario de aquello en lo que me estaba enfocando.

Empecé a hacer y a sentirme satisfecho y pleno.

Por fin había una armonía entre lo que pasaba en mi cabeza y lo que veía en la realidad.

Hoy quiero compartirte las razones por las que poner el aprendizaje como tu objetivo definitivo te va a llevar a que vivas con mayor satisfacción, alcances mejores resultados y hagas que las cosas pasen.

Después de escribir todo esto, me di cuenta de que me había extendido demasiado. Así que en principio, van a haber 2 partes.

En la parte 2 voy a guiarte para que puedas llevarlo todo a la práctica. Eso no quita que lo de hoy, no te vaya a mover en absoluto. Todo lo contrario.

¿En qué tipos de objetivos te estás centrando?

Nuestras teorías sobre nosotros mismos determinan cómo interpretamos las experiencias y pueden definir los límites de lo que alcanzamos.

Eso dice Carol Dweck, que estudia nuestras creencias sobre la inteligencia, y diferencia dos tipos de mentalidad en relación a ella:

La mentalidad de crecimiento y la mentalidad fija.

Si creés que la inteligencia es una cualidad fija (mentalidad fija), entonces cualquier encuentro profesional o eduacional se convierte en una prueba de cuánto tenés (de inteligencia).

Si creés que es algo que podés incrementar (mentalidad de crecimiento), entonces los mismos encuentros se transforman en oportunidades para crecer.

Pero esto no aplica simplemente a tu inteligencia, sino que también se traslada a otras áreas relacionadas con tus capacidades (o tu percepción de ellas).

Y una de las cosas que mayor influencia tiene sobre nuestra mentalidad, es la manera en la que definimos objetivos.

(Nuestra mentalidad influye en cómo definimos objetivos, cómo definimos objetivos influye en nuestra mentalidad)

Pueden estar enfocados en el desempeño o en el aprendizaje.

Por ejemplo:

Sacarse un 10 en el exámen de francés, es un objetivo de desempeño.

Ser capaz de hablar francés, es un objetivo de aprendizaje.

El tipo de objetivo en el que te centres va a determinar tu perspectiva sobre el esfuerzo y el error, y tu capacidad para resolver nuevos desafíos.

Cuando te enfocás en objetivos de desempeños, tendés a sacrificar el crecimiento y la acumulación de habilidades por logros inmediatos.

Eso te va a condicionar a que elijas menor cantidad de desafíos (y que los que elijas sean más fáciles), pero no sólo eso…

Sino que también vas a inclinarte por intentar menos soluciones.

Vas a formar un filtro mental por el cuál vas a:

  • Percibir el error como un golpe a tu reputación.

  • Ver el esfuerzo como algo negativo y una pérdida de tiempo.

  • Tener la necesidad de sentir que sos ‘bueno’ para intentar algo nuevo.

Según lo que encontró Dweck, aquellos que ven sus capacidades como algo fijo…

Trabajar duro y esforzarse, significa que no son lo demasiado buenos (en eso).

Es una mentalidad que requiere de una dieta de éxitos fáciles para sostenerse.

Entonces, buscan objetivos fáciles de alcanzar, que al hacerlo reafirman creencias existentes (creer que son buenos en eso).

Pero son objetivos que hacen poco y nada para impulsarlos a crecer.

Por el contrario, enfocarse en objetivos de aprendizaje predispone un mejor rendimiento ante nuevos desafíos.

Bajo esta mentalidad, uno no necesita sentir que es lo suficientemente bueno para probar algo nuevo y seguir intentando a pesar de equivocarse.

El error es una oportunidad y el esfuerzo, un vehículo para mejorar.

Un objetivo de desempeño es efectivo para problemas directos, pero inhibe la capacidad de aplicar conceptos en nuevos escenarios.

Veámoslo con un ejemplo:

Supongamos que tenés una presentación oral.

Si solo te concentrás en memorizar lo que tenés que decir, podés dar una charla decente y cumplir.

Pero que no te vayan a hacer una pregunta.

Porque si no tenés un entendimiento básico del tema, cualquier pregunta inesperada te puede descolocar.

Planificaste para lo predecible, no te preparaste para lo incierto.

Si en cambio te enfocás en entender sobre lo que vas a hablar, puede que si es la primera vez que hablás sobre eso, no te salga con fluidez absoluta, pero…

Al tener conocimiento sobre lo que estás hablando, podés responder cualquier pregunta e inclusive expandir aún más sobre los temas con los que más conectaste.

“A lo largo de mi carrera deportiva, el objetivo general siempre fue ser un mejor atleta de lo que soy en este momento, ya sea la próxima semana, el próximo mes o el próximo año. La mejora era el objetivo. La medalla fue simplemente la recompensa definitiva por lograr ese objetivo”. 

Sebastian Coe (corredor de media distancia y dos veces ganador de la medalla de oro olímpica)

Poner el enfoque en el aprendizaje es apuntar al largo plazo.

Cuando uno tiene un entendimiento fundamental, puede evitar caer en ciertas trampas, que otro enfocado simplemente en desempeñar y cumplir en el corto plazo, quizás no ve.

Jugar al largo plazo significa no sacrificar el crecimiento y la acumulación de habilidades por logros inmediatos que, por lo general, tienden a desvanecerse.

Las recompensas rápidas pueden sentirse bien en el momento y salvarte de algún aprieto, pero no construyen nada duradero.

Son más bien parches.

4 razones por las que el enfoque en el aprendizaje es la mejor estrategia a largo plazo.

1) El aprendizaje es un activo — acumulación de poder personal.

Lo que tiene el aprendizaje es que es un activo que nadie te puede sacar.

El conocimiento y las habilidades que tenés no se borran, no se pierden.

Obviamente requieren de mantenimiento, pero no es algo que podés perder, sino que al contrario: se acumula.

Esa acumulación es lo que termina dándote las herramientas para tener mayor poder y control sobre los elementos fundamentales que inciden en tu vida.

Al final, todas las oportunidades que puedas aprovechar van a depender de tus capacidades para hacerlo (tu conocimiento y tus habilidades). Y no sólo eso, tus capacidades también pueden ampliar el abanico de esas oportunidades.

Incorporá un enfoque en el cuál nunca dejás de aprender.

2) Creás un filtro mental que transforma tu realidad.

Cuando el aprendizaje es el último objetivo, cambiás la interpretación de tus experiencias.

TODO te sirve.

Los obstáculos dejan de ser frenos y se convierten en indicadores.

Digamos, te puede frustrar encontrarte con dificultades, pero al final, son lo que traen a tu atención algo que necesita una ajuste o te indican dónde hay espacio para la mejora.

Mejor vivir en la verdad que esconderse en una ilusión.

En lugar de verlos como derrotas, los usás como feedback. Entonces cualquier experiencia tiene un valor, incluso las negativas.

No significa que los fracasos se vuelvan deseables, ni que dejen de generarte emociones negativas, pero sí ampliás tu perspectiva para que puedan ser aprovechados.

3) Apalancamiento mental — el interés compuesto.

Cuando te enfocás en tomar aprendizajes de todo lo que percibís…

Refinás tu observación y empezás a reconocer patrones. De esa manera, te es más fácil aprender.

No tenés que "forzar" a tu cerebro para que arranque siempre desde cero. Todo lo que absorbés se vuelve parte de tu estructura mental y operativa.

Cuanto más aprendés y retenés, más fácil se vuelve adquirir conocimiento nuevo, porque las conexiones ya están formadas.

El apalancamiento mental se da cuando el aprendizaje empieza a trabajar por vos.

Veamos un ejemplo simple:

Un programador que ya domina los fundamentos de código puede aprender nuevos lenguajes en días, mientras que alguien que recién arranca tarda meses.

¿Por qué?

Porque el aprendizaje acumulado le da apalancamiento mental.

Por eso es importante no sólo buscar el aprendizaje en todo, sino analizar desde un punto fundamental.

Einstein decía:

"Si no podés explicarlo de forma sencilla, es que no lo entendés lo suficientemente bien."

No te centres en aparentar inteligente, buscá entender conceptos básicos a un nivel profundamente fundamental, como dice Naval.

"Los pensadores realmente inteligentes son pensadores claros. Entienden los conceptos básicos a un nivel muy, muy fundamental".

Naval Ravikant

Muchas veces queremos mostrarnos inteligentes, demostrar que “sabemos”.

Ese es un escenario muy claro en el cual sacrificamos el entendimiento fundamental de algo por aprendernos de memoria 3 o 4 argumentos que nos hacen quedar “bien”.

Esto nos lleva al último punto.

4) La ventaja diferencial — la ejecución se vuelve automática.

Este creo que es el mayor beneficio de enfocarse en el largo plazo:

Cuando te centrás en aprender lo fundamental, llega un punto en que la ejecución se vuelve automática y las cosas salen con menor esfuerzo.

El aprendizaje es una inversión que paga dividendos en forma de facilidad y fluidez.

Al principio, puede parecer que no avanzás, porque el progreso no es lineal. Pero cuando acumulás habilidades y conocimiento suficiente, las conexiones entre ideas se vuelven automáticas.

Lo que antes requería esfuerzo, ahora es parte de vos. Es ahí donde el aprendizaje se convierte en ventaja diferencial.

Te encontrás con una naturalidad y facilidad que te ahorran energía, tiempo y atención.

Pero acordáte, esta es una inversión que demuestra su retorno en el largo plazo.

Por eso, en la segunda parte vamos a ver qué cosas tenés que tener en cuenta para no caer en las trampas cortoplacistas y cómo podés empezar a implementar este juego al largo plazo.

Gracias por leer.

Buena semana, que te diviertas.

Bautista.