- Bautista
- Posts
- Cómo Integrar Todo lo Que Aprendés Para Tomar Mejores Decisiones
Cómo Integrar Todo lo Que Aprendés Para Tomar Mejores Decisiones
Dejá de acumular información y empezá a hacer algo con ella:
La mayor trampa del desarrollo personal es que:
Te hace sentir bien, pero no necesariamente te hace crecer.
No alcanza con leer el libro, comprar el curso o levantarse temprano.
Si no estás haciendo algo con todo eso, nada va a cambiar.
Pensá en esto…
Pagar el curso o comprar el libro no te aportan valor.
Hacer el curso o leer el libro tampoco te aportan valor necesariamente.
Es lo que hacés con lo que tomás del curso o del libro, que realmente te aporta valor.
Pero mucha gente no lo ve así.
Se enfocan en tomar notas, memorizar datos y repetir lo que consumen.
Para sentirse bien con ellos mismos. Para ganar una discusión. Para aprobar un examen.
Algunos sienten que avanzan, pero están alimentando una ilusión.
Porque si:
Ven todo aislado y no pueden conectar conceptos,
Se olvidan de lo que estudiaron después de unos días,
Consumen contenido constantemente, pero no generan ideas propias...
Entonces, no están aprendiendo.
Están simplemente acumulando información.
Y el problema es que cuando la información está desconectada y no se integra, no sirve para tomar decisiones.
Es simplemente una recolección de datos aisaldos que no podés aplicar. Entonces, no tenés las herramientas para pensar por tu cuenta y tomar decisiones propias.
Porque llega un punto en el que nadie te va a decir qué hacer.
Y si no tenés un criterio en el cual apoyarte, vas a quedar a la deriva.
Veamos cómo evitarlo.
Tu autonomía depende de la fortaleza de tu criterio
Todos sabemos que haciendo un curso, leyendo un libro, siguiendo una carrera, podemos capacitarnos para abrir oportunidades en el futuro.
Pero eso no está garantizado. Y es lo que muchos olvidan.
No es suficiente tener el reconocimiento. No te premian por tu esfuerzo.
“Se te va a pagar en proporción directa a tu capacidad para crear resultados.”
Es lo que podés generar, no lo que sabés.
Y tu capacidad para poder crear resultados va a depender, primero, de lo que sabés, pero exclusivamente de cómo aplicás ese conocimiento.
Veamos un ejemplo.
Si aprendés a editar videos, podés manejar un software.
Pero si no entendés los principios detrás, vas a depender de otro que te diga qué hacer.
No podés innovar o adaptarte a cambios en la industria. Porque no te centraste en aprender lo fundamental. Buscaste un atajo.
Esto no quiere decir que esa habilidad no sea útil. Digo que no va ser lo que haga la diferencia.
Si esa es un área que te interesa, saber cómo editar videos es un requerimiento mínimo. Es útil, pero a un nivel superficial.
Si el contexto cambia, no vas a saber qué decisiones tomar.
Y es lo que hace la mayoría. Se detiene en:
Prestar atención (cada vez menos).
Memorizar.
Repetir.
Y no ve que entender profundamente, requiere de una reconstrucción, no de repetición.
Cada uno tiene su propio modelo mental del mundo, que define lo que es relevante para nosotros, según nuestros intereses y el camino que querramos seguir.
Entonces, aprender no se trata de memorizar. Porque volvemos a lo mismo, memorizar es un requerimiento mínimo.
El verdadero aprendizaje está en integrar lo que capturás dentro de tu propio modelo mental.
(Ya vamos a volver a esto)
El punto es que si solo capturás y organizás la información sin conectar ni expandir, caés en un aprendizaje superficial.
Y eso limita tu capacidad para tomar decisiones y aplicar conocimiento en situaciones nuevas.
Entonces, no podés:
Generar ideas propias - vivís desconectado.
Aplicar lo que ‘aprendés’ a nuevos contextos - te cuesta adaptarte.
Tomar decisiones con seguridad - no entendés qué te sirve y qué no.
Si solo acumulás información sin integrarla, te vas a convertir en alguien que sabe muchas cosas pero no puede hacer nada con ellas.
Entonces, vas a depender de sistemas o reglas externas para pensar, en lugar de desarrollar un criterio propio.
Vas a vivir mirando qué hacen los demás para copiar sus estrategias.
Algo que puede ser un error fatal, porque es muy probable que lo que aplique para ellos no aplique para vos.
Entonces, cuando su estrategia no te sirva, se va a desestabilizar lo que venías usando para subsistir.
Vas a caer a lo más profundo del caos y la confusión.
Y ni siquiera vas a saber salir de ese pozo.
¿Qué significa aprender?
La palabra aprender proviene del latín: apprehendere. Que significa atrapar o agarrar algo.
En ese sentido, aprender refleja la idea de apropiarse activamente de algo.
No se trata de simplemente percibirlo, tenemos que pasarlo por nuestro propio procesamiento, digerirlo y buscar la manera de integrarlo en nuestra estructura.
Entender lo que pasa no es suficiente. Tenés que buscar por debajo de la superficie.
Reconocer los elementos que mueven el área que estudiás, entender la relación entre sí y extraer la esencia de esa relación.
Cuando extraés su esencia, podés incorporarla y usarla a tu favor.
Aprender no se trata de estar más informado, sino de volverse más sabio.
Veámoslo con un ejemplo muy claro.
Supongamos que estudiás un iceberg.
Si solo observás la parte que sobresale del agua, podés describir su forma, su color y su tamaño, pero no entendés lo que realmente lo sostiene.
Si querés navegar sin chocar, no basta con ver la punta:
Tenés que entender la estructura completa, lo que hay debajo de la superficie.
(Algo que le hubiese venido genial saber al capitán del Titanic)
Aprender es integrar y personalizar
A lo que voy es que tenés que intervenir activamente en lo que sea que estudies.
Si querés que el aprendizaje te sume para tomar decisiones que te acerquen a donde querés estar y te eviten caer en las trampas que te detienen, tenés que desarrollar la habilidad de extraer los principios subyacentes e incorporarlos en tu propia estructura.
No aprendemos absorbiendo datos aislados.
Tenés que transformar la información a partir de tu experiencia y conocimientos previos.
Sin esas experiencias pasadas, la información pasa desapercibida, queda aislada.
Necesitamos algo que le de contexto a lo que percibimos para poder marcarlo como relevante y así incorporarlo en nuestra estructura mental.
Y la manera en la que hacemos eso es conectando y expandiendo lo que estudiamos.
Le damos sentido a las ideas en la medida en que podemos relacionarlas y complementarlas.
El proceso de darles sentido es lo que nos permite encontrar el principio subyacente dentro del conjunto de ideas.
Así es como te apropiás de un tema. Así es cómo aprendés.
Dejás de depender de reglas memorizadas o estrategias ajenas y empezás a aplicar el conocimiento de manera flexible (y hasta personalizada).
Entonces, te permite: enfrentar cambios, tomar decisiones complejas, y ser resiliente ante la incertidumbre.
Deja de ser únicamente información y pasa a ser un medio de transformación.
Cambia:
Cómo tomás decisiones - fortalece tu criterio.
Cómo ves el mundo - te ofrece nuevas perspectivas.
Cómo resolvés problemas - te brinda nuevas herramientas de pensamiento.
No lo leas y listo.
No tomes notas y listo.
Porque si seguís lo que todos hacen, alcanzás lo que todos tienen.
Agarrá esos temas que te interesan y hacéte preguntas, profundizá.
Conectá ideas, ilustrálas. Pensá ejemplos, analogías, metáforas.
La única forma de diferenciarte es integrando todas las particularidades que te hacen único y convirtiéndolas en algo tangible.
Las personas a las que escuchás o los temas que seguís, no son los mismo que los que escucha o sigue otra persona.
No todos van a prestarle atención y van a resonar con las mismas cosas.
No todos van a tomar las mismas interpretaciones o llegar a las mismas conclusiones.
Todas esas particularidades te hacen único.
Usálas para algo.
Escribir: el vehículo para expandir y conectar
Escribir es una manera sofisticada de pensar. Y pensar es la manera en la que le damos sentido a lo que percibimos.
Por eso William Zinsser dice.
"Escribir es el vehículo por el cual nuestro pensamiento se sumerge en un tema y lo hacemos propio. Nos permite descubrir lo que sabemos y lo que no sabemos sobre cualquier cosa que intentamos aprender."
Por eso, si querés aprender de manera integral, escribir es un requerimiento mínimo.
Es lo que te va a dar claridad, sentido y profundidad.
Lo más divertido de esto es que, mientras más escribís, más tenés para relacionar y complementar.
Para poder relacionar y expandir un tema tenés que entender el principio subyacente y explorar los límites de su aplicación.
Veamos un par de ejemplos.
Suponéte que leés sobre la ley de Pareto:
«El 80% de los resultados provienen del 20% de las causas.»
En este caso, el principio subyacente ya está explícito. Acá tenés que buscar su aplicación.
La ley de pareto es muy interesante, pero ¿de qué te sirve saber eso?
¿Cómo se traslada a la realidad?
Imagináte que trabajás 10 horas al día, pero sentís que no avanzás lo suficiente. Hacés mil tareas, pero los resultados no reflejan el esfuerzo que pusiste.
Sentís que estás ocupado, pero no estás siendo productivo.
Lo que no estás viendo es que no todas las tareas tienen el mismo peso. Algunas solo consumen tiempo y energía.
Entendiendo el principio subyacente de Pareto, podrías identificar cuáles son esas pocas actividades clave que realmente generan resultados.
En lugar de trabajar más, trabajarías mejor.
Otro ejemplo:
Tomemos la segunda ley de la termodinámica (entropía):
«El desorden de un sistema tiende a aumentar con el tiempo.»
Los sistemas tienden a maximizar su entropía (desorden), a menos que haya una intervención externa (energía) que los mantenga ordenados.
Oséa, el caos crece solo. El orden, en cambio, necesita energía.
Pero volvemos a lo mismo. ¿Qué uso puede tener este conocimiento?
Cualquiera puede leer sobre las leyes de la termodinámica y descartarlo porque no ve la relevancia. “¿Qué tiene que ver conmigo?”
El punto es que si desarrollás tu capacidad para capturar y procesar ideas podés llegar a conclusiones como esta:
Un sistema tiende a desordenarse naturalmente, a menos que haya una intervención. Digamos, hay algo que contrarresta esa tendencia. ¿Dónde más veo eso?
En mis hábitos.
Si no mantengo una disciplina (lo que interviene), termino persiguiendo lo inmediato y mi vida se vuelve más caótica con el tiempo (desorden).
O si no estructurás tu día, el tiempo se te va en distracciones.
Pero, si incorporás hábitos y creás estructuras efectivas, podés intervenir para contrarrestar esa tendencia.
Tomaste algo que parecía irrelevante que te terminó dando una mirada más profunda sobre cómo manejarte en el día a día.
Ver el conocimiento de esta manera lo vuelve realmente útil y práctico. Así todo tiene potencial relevancia.
Y es entusiasmante, porque el espacio a explorar es infinito.
Podemos expandir aún más en esos ejemplos:
Si sabés que intervenir puede mantener el orden y eso requiere de energía, tenés que tener cuidado de que el esfuerzo por mantener ese orden (con tu disciplina), no sea extremadamente demandante.
Porque te vas a agotar.
Entonces, ahí entra tu conocimiento sobre la ley de Pareto.
Tenés que buscar el 20% de los hábitos que te permitan mantener el orden en un 80%, con la menor cantidad de energía requerida.
Podés acumular datos o podés aprender a pensar.
Si elegís lo segundo, todo empieza a conectarse. Y ahí es donde realmente crecés.
Construí tu arsenal
Cuando escribo mis newsletters, no copio información interesante y la pego. Tampoco la tomo y simplemente la organizo.
Te explico por qué deberías prestarle atención, cómo funciona y cómo podés usar esa información a tu favor.
Si un día te digo que intensifiques tu esfuerzo y al otro que te relajes más, no significa que una de las dos ideas esté equivocada. Significa que el contexto importa.
Que el aprendizaje no es una receta universal, sino una caja de herramientas.
Y que la clave no es elegir una verdad absoluta, sino desarrollar el criterio para saber cuál aplicar en cada momento.
No te doy todas las respuestas porque el aprendizaje real no es recibir verdades cerradas, sino aprender a pensar.
Y lo que funciona para mí no necesariamente funciona para vos.
Lo que busco no es que me sigas sin cuestionar.
Mi trabajo no es darte soluciones enlatadas, sino darte las herramientas para que construyas las tuyas.
O al menos eso intento.
Entonces, la próxima vez que te sientes a aprender, acordáte que sin conexión y expansión, el aprendizaje se queda en lo superficial.
Acá te dejo unas preguntas que te podés hacer que te van a orientar:
Extraé el principio clave: ¿Cuál es la esencia de la idea?
Aplicación en distintos contextos: ¿Dónde más aplica esta idea?
Complementálo con otra idea: ¿Cómo se combina con otro concepto?
Excepciones y límites: ¿Cuándo deja de ser válida?
Ajuste según el contexto: ¿Cómo la adapto para que siga siendo útil?
Gracias por leer.
Buena semana, que te diviertas.
Bautista.