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Dejá de Ver La Vida Como Una Obligación
Seguir tu curiosidad no es una de las opciones, es la única.
La mayoría de la gente vive relegando sus ideas más auténticas por miedo a desestabilizar el orden que ya tiene.
Se van encasillando lentamente en un espacio de rigidez total del que es muy difícil escapar.
Su deseo, sus objetivos, sus intereses quedan todos enterrados por no querer alterar ese orden.
Todo les parece un riesgo, encuentran un problema para cada solución, y no pueden disfrutar de lo cotidiano.
Y vos lo sabés, porque habrás pasado por momentos en que la vida se siente así.
Es cómo un espíritu que se apodera de vos.
Empezás a convencerte de que la vida adulta es nada más y nada menos que:
La ausencia de sentido, de entusiasmo, y de diversión. Empieza a tener un tinte de obligación, de pesadez.
Mirás nostálgicamente tus años de niñez, como si esos hubiesen sido los mejores años de tu vida.
Te resignás a ir por más porque creés que esa búsqueda es una ilusión y que intentarlo no tiene sentido.
La vida es simplemente el presente que te toca soportar. No hay más que eso.
Entonces, buscás entusiasmo en otras cosas. Pero no sos consciente del daño que eso causa.
El precio de relegar tus verdaderos intereses
Las consecuencias más puntuales se observan en tus hábitos.
Reprimiste tanto tu satisfacción y tu autenticidad, que esa energía se dirige en busca de un sustituto.
Actividades momentáneas, que te sacian el deseo inmediato pero preparan el terreno para sembrar las ganas de ir por algo más. Pero es un ciclo que se repite infinitamente.
Te perdés en lo frugal y te hundís en una existencia caótica.
Vivís en el ahora, con la expectativa de un futuro mejor que nunca llega, buscando oportunidades que parecen mejores sin encontrar algo que en realidad te llene.
Es una búsqueda frustrante. Nunca nada es suficiente.
Salís a la noche, tomás alcohol, comés cualquier porquería, consumís entretenimiento vacío durante horas.
Relegás tus intereses más profundos, para priorizar cualquier cosa que pueda cegar tu conciencia de saber que tenés responsabilidades que atender.
Tu vida se empieza a centrar en una cosa: Escapar un rato del ‘mundo real’.
Buscás cambios con la esperanza de encontrarte algo nuevo, para toparte otra vez con lo mismo de siempre. Pero te terminás cansando de todo.
Lo que hoy te llama, es lo que mañana te querés sacar de encima.
Apagás por completo ese espíritu de juego y aventura, y dejás la puerta abierta para que otro espíritu te dirija. El de la culpa, la apatía y el resentimiento.
Ese espíritu se alimenta del arrepentimiento y de la insatisfacción que te genera saber que podrías estar haciendo algo mejor. Percibís todo bajo una mirada de escasez y obligación.
Y hay mucha gente que vive toda su vida de esa manera.
El miedo a la incertidumbre de la autenticidad
Muchos no tienen claridad sobre lo que quieren hacer de su vida.
Entonces se atan a objetivos que los mantienen entretenidos por un rato, hasta que se culminan, y después van en busca de otros.
Son caminos que pueden durar 2 semanas, 6 meses, 5 años… toda una vida.
La cuestión es que el miedo de quedar vagando en la incertidumbre es avasallante. Por eso buscan algo de lo que agarrarse.
Y muchas veces, se agarran de lo que parece firme y seguro, con tal de no quedar boyando, perdidos en el medio del océano caótico.
El problema es que eso termina siendo un vehículo que los reconforta por un tiempo limitado.
Se suben a ese barco casi que en contra de su voluntad.
Todo porque no se animan…
A equivocarse,
A sentirse perdidos,
A no saber qué hacer,
A fracasar en lo que intenten,
A no encontrar lo que quieren.
Se dejan invadir por la imposición de ideas de su familia, de sus amigos, o de la sociedad.
Sin cuestionar, se encierran en un camino ya trazado: Primero el colegio…
Después la universidad…
Consiguen un trabajo…
Trabajo…
Trabajo…
Jubilación…
Y así, se pasa la vida. Hasta que un día, simplemente termina.
Que no digo que esté mal ir a la universidad y conseguir un trabajo, al contrario. Pero ese camino predeterminado define todo lo demás en nuestra vida.
Nos subimos al barco de lo seguro y nos conformamos con la noción de que eso es todo lo que hay en la vida.
Entonces tendemos a seguir caminos que prometen seguridad, pero que transitan lejos de nuestro entusiasmo.
Simplemente porque “convienen”.
Y esos caminos, no dejan más que transmitirte la idea de que la vida es menos de lo que en realidad es.
Se te plantean límites que no podés ampliar y te acostumbrás a quedarte dentro. Tenés poca maniobra. Entonces, perdés autonomía.
Dejás de buscar aventuras, de involucrarte en objetivos que impliquen algo de riesgo, y entonces la vida deja de ofrecerte esa chispa que tenía cuando eras chico.
Cuando no conectás profundamente con lo que hacés, tendés a desapegarte tanto de eso que simplemente apuntás a hacer lo mínimo indispensable y a salir del paso haciendo las cosas a medias.
Pero eso te drena de energía.
Relegaste todo tu poder cuando decidiste optar por ese camino que te prometía seguridad, sin saber lo que en el fondo escondía.
Puede que todo esto suene pesimista…
Pero al contrario, no importa las circunstancias o la situación en la que estés, está bajo tu control encontrar la manera de recobrar ese poder.
Hoy quiero mostrarte cómo podés recuperarlo.
El secreto está en seguir tu pasión. Pero no es para nada lo que pensás.
Dejáme que te explico.
Lo que entendí sobre la pasión que cambió mi vida
Uno de los problemas es que, como medida para prevenir esta situación, se escucha de la vereda de enfrente: «Seguí tu pasión»
Y creo que es un problema porque no se explica bien qué quiere decir ese mensaje.
Siempre que escuché el típico consejo de «Seguí tu pasión», me imaginaba mi pasión como un camino de rosas:
Un lugar donde la frustración no existe y el placer y el disfrute son constantes.
Por mucho tiempo pensé que mi pasión era simplemente el fútbol, que lo hacía porque me daba placer y lo disfrutaba como ninguna otra cosa.
Pero era un camino complicado. El mundo del fútbol es difícil, es muy grande y hay muchos factores que afectan en tu camino que no podés controlar.
Entonces me daba miedo ver que no encontraba nada que me genere lo mismo por fuera de eso.
Porque quería decir que, si eso no funcionaba (que era muy probable)…
Ya está, me iba a tener que resignar a aceptar algo menos entusiasmante. Algo con lo que no iba a conectar del todo o no me iba a generar lo mismo..
Me encontraba con la idea de que no había otra cosa para mí.
El fútbol era mi pasión, y sí no era el fútbol, entonces no podía ser nada. Me iba a tener que conformar con la idea de que la vida adulta era todo ese escenario oscuro que describí más arriba.
Pero me dí cuenta de que el problema estaba en mi concepción sobre la pasión:
Siempre encasillé la pasión y el placer en la misma categoría, cuando en realidad, no lo están.
Cuando hablamos de pasión, lo primero que suele surgir es la idea de algo entusiasmante, emociones fuertes, deseo o una imagen de fuego o chispa.
Solemos tomar ese significado, que fue adoptado principalmente en la época del renacimiento y el romanticismo, donde veían ese fuego como el motor del amor romántico o el compromiso con el arte o alguna disciplina.
Pero en realidad, haciendo un poco de investigación, encontré que…
El origen de la palabra ‘pasión’ proviene del latín, passio que significa “sufrimiento” o “aflicción”. Y deriva del verbo patior, que significa “sufrir” o “soportar”.
Esto cambió mi manera de ver las cosas por completo. Al parecer, la pasión no era exactamente lo que yo pensaba..
Y eso me dio muchísima esperanza.
La pasión, la curiosidad, y el sentido de la vida
A partir de esa idea, me di cuenta de que la pasión no estaba detrás del placer y el disfrute constante, sino que detrás de los problemas que elegimos resolver.
Tu camino está determinado por aquello por lo que estás dispuesto a sacrificarte.
La pasión es sufrimiento voluntario.
Y tu curiosidad te señala esas áreas únicas donde podés dedicar tu esfuerzo absoluto para soportar cualquier dificultad.
Tu curiosidad te revela pistas. Es eso que llama tu atención. Esa fuerza que te mueve y te indica el camino de tu pasión.
Nos preocupamos más por los misterios que despiertan nuestra intriga que por los que son simplemente impuestos por otros.
La curiosidad nos planta frente a temas que, aunque difíciles o complejos, sentimos como propios.
Es seguir el camino que solo vos podés trazar, ya que tus particularidades y tus intereses son únicos.
El camino de uno se define por los problemas que está dispuesto a resolver, porque esos problemas están delimitados por aquello que despierta nuestra curiosidad.
Entonces, seguir tu curiosidad es seguir tu pasión.
Algo que, en realidad, no tiene nada de fácil cómo muchos piensan.
Si tomamos el significado original de pasión como "sufrimiento" o "soportar" podemos entender a la curiosidad como el esfuerzo inherente del proceso de descubrir.
Seguir tu curiosidad no es algo fácil, es algo que requiere de esfuerzo y responsabilidad. Tenés que lidiar con:
La frustración ante lo desconocido - La curiosidad surge de un vacío, de una falta de conocimiento que te genera incomodidad.
La persistencia frente a obstáculos - Buscar respuestas exige soportar incertidumbre, bloqueos y rechazos, inclusive cuestionamientos sobre uno mismo.
Transformación a través del conflicto - Es un motor que te obliga a cambiar, adaptarte y superar límites, porque implica una entrega absoluta.
Seguir tu curiosidad no es una de las opciones, es la única
La razón por la que seguir tus intereses genuinos es la única alternativa es que, no hay otro lugar en el que puedas desenvolverte de la mejor manera y desplegar tu totalidad.
Porque la conexión profunda con un tema que te interesa es lo que te va a permitir:
Observar profundamente
Captar ideas y relacionarlas
Plantear hipótesis y profundizar desarrollos
Y hacerlo… con la mayor delicadeza posible.
Vas a tener un toque que no todos tienen. Por algo te interesa a vos y no a otros.
Hay particularidades que te llaman la atención que para otros pasan desapercibidas.
Y no es solo lo que te interesa lo que te hace único, es también las experiencias que vivís, las personas a las que escuchás y el sentido que le das a todo lo que percibís.
Porque las personas a las que escuchás o los temas que seguís, no son los mismo que los que escucha o sigue otra persona. Eso define a un grupo en particular.
De ese grupo, no todos van a prestarle atención y van a resonar con las mismas cosas. Eso establece otro grupo más reducido todavía, del cual no todos van a tomar las mismas interpretaciones o a llegar a las mismas conclusiones porque…
No todos tienen los mismos intereses complementarios..
No todos tienen las mismas experiencias…
No todos tienen la misma memoria..
O la misma capacidad de interrelación de ideas, de transferencia de conocimiento, las mismas destrezas, las mismas habilidades, la misma determinación.
Todas esas particularidades te hacen único.
Por eso es tan importante seguir lo que te llama la atención.
Porque es seguir un camino que sólo vos podés seguir. En ese camino se esconde tu autenticidad.
Siguiéndolo, experimentás mucha mayor responsabilidad y encontrás un propósito inigualable que ningún otro camino te podría ofrecer.
Qué podés hacer a partir de hoy para recobrar tu autonomía y seguir tu pasión
Estos 3 pasos se enfocan en expandir tu curiosidad y recuperar tu autonomía en relación a tus intereses y tu autenticidad.
1) Reflexioná a diario
Para pulir tu conocimiento sobre vos mismo y traer a la superficie todo eso que estás dejando pasar desapercibido sobre tus narrativas e intereses.
2) Consumir contenido sobre tus intereses
Buscá ideas, conceptos, autores y también libros y podcasts que puedas leer o escuchar sobre eso que te interesa.
3) Impulsá tu curiosidad en lo cotidiano
Planteá hipótesis sobre lo que se te cruce. Salí a caminar y anotá todo lo que te llame la atención. Preguntate por qué es así o qué te llamo la atención y teorizá sin buscar respuestas en internet.
Sostener estos 3 hábitos en el tiempo te va a transformar profundamente y vas a encontrar una conexión que te va a brindar diversión y entusiasmo infinito.
¿Qué ideas relegaste por miedo a salir del camino trazado?
Gracias por leer.
Buena semana, que te diviertas.
Bautista.