- Bautista
- Posts
- Dejá de Vivir en Piloto Automático: Cómo Pensar Por Tu Cuenta
Dejá de Vivir en Piloto Automático: Cómo Pensar Por Tu Cuenta
La mayoría de las personas están atrapadas en un ciclo de pensamientos superficiales. Siguen rutinas, absorben información sin cuestionarla y viven bajo un sistema de creencias que nunca examinan en profundidad.
Y lo peor: creen que se conocen a sí mismos.
Porque, ¿Cómo vas a conocerte realmente si nunca te dedicaste a desestabilizar y cuestionar tus creencias?
Escribir no es solo una forma de vaciar la mente…
Es una herramienta que te permite delicada precisión para desarmar tus creencias, tus hábitos, y tus reacciones. Todo eso que te conforma.
¿Entendés qué es lo que te mueve?
Porque, si no aspirás a entender lo que realmente está guiando tus decisiones, vas a vivir toda tu vida actuando en piloto automático.
El peligro: vivir soportando un sufrimiento invisible y sin sentido.
Hoy vas a aprender a usar la escritura para desarrollar un criterio que sea realmente tuyo.
Así vas a poder:
Tomar mejores decisiones
Salir del piloto automático
Aprender a filtrar las influencias externas
Pensar de manera independiente
Reescribir las narrativas que definen tu historia
Identificar patrones subconscientes que te están limitando
La falta de juicio
En el año 2000, en Virginia, Estados Unidos…
Surgió un caso en el que un profesor de alrededor de 40 años, casi repentinamente, empezó a tener tendencias sexuales y agresivas de manera desmedida.
Al tiempo, fue arrestado por varios casos de abuso y pedofília. Justo el día antes de su sentencia fue llevado de urgencia al hospital por un dolor de cabeza extremo y encontraron algo que les llamó la atención.
A partir de un escaneo del cerebro le encontraron un tumor en la corteza frontal (específicamente en el orbitofrontal derecho), que estaba limitando la capacidad de funcionamiento de esta parte del cerebro.
Si bien este profesor entendía que lo que hacía estaba mal, lo que pasaba es que no podía tomar control de sus impulsos.
En lo que me quiero enfocar es en esa parte del cerebro que estaba siendo afectada.
Al parecer, la corteza frontal juega un papel importante en inhibir comportamientos inapropiados o en evaluar las consecuencias de los actos.
Es lo que nos provee la capacidad de juicio. De determinar qué está bien o mal. Lo correcto de lo incorrecto. Y actuar sobre eso. Según lo que entendemos.
Es la parte del cerebro que se encarga de procesar conscientemente la información. Integra pensamientos, emociones y experiencias pasadas para guiar el comportamiento.
Y se ve que en este hombre, esa función estaba completamente bloqueada.
Pero como vos, probablemente no tengas un tumor en el orbitofrontal derecho, vamos a ver cómo podés robustecer los procesamientos que recorren tu corteza frontal a partir del desarrollo de un criterio propio.
La escritura no solo refleja el pensamiento, sino que también influye en cómo pensamos y procesamos la información. Esto implica que el acto de escribir puede fortalecer y definir la estructura del pensamiento y el razonamiento.
Las acciones no mienten
Si queremos aspirar a desarrollar un criterio propio que esté a la altura…
Algo que no sea un delirio..
Tenemos que tener una base para argumentar nuestro criterio. Y eso requiere de un cuestionamiento constante y un entendimiento de nosotros mismos.
Parte de esto es, observar nuestras acciones.
Porque son nuestras acciones las que reflejan nuestras creencias más profundas. Que son lo que en definitiva, nos mueve.
El asunto es que…
Somos demasiados complejos como para entendernos profundamente por nuestra cuenta. Por eso, necesitamos algo que nos permita abstraernos para hacer un análisis más objetivo.
Entonces…
¿Cuál es la mejor manera de observar tus acciones?
Escribiendo. Reflejando. Reflexionando.
Escribir es pensar, pensar es no seguir ideas estúpidas
Cuando pensamos, evaluamos posibles caminos.
Nuestra mente, específicamente la corteza pre-frontal, es capaz de desarrollar distintos posibles escenarios abstractos. Los cuales podemos evaluar para definir qué camino tomar.
Alfred North Whitehead decía:
“El propósito del pensamiento es dejar morir nuestras ideas en vez de nosotros”
Por eso es tan crucial escribir. Porque escribir es pensar explícitamente.
Es ordenar de forma concreta nuestros pensamientos e ideas. Y así nos ahorramos de optar por las más estúpidas.
Si te sentás a reflexionar sobre los eventos en tu vida, podés lentamente sofisticar tu capacidad para encontrar tu accionar en todo ese material que digerís.
Si no sos capaz de identificar cómo actuás, reducí el ejercicio a simplemente repasar los eventos o los hechos que viviste. Relatálos superficialmente. Describílos.
En el proceso puede que te encuentres con que lo estás relatando de una manera determinada. O que tenés cierta inclinación a enfocarte en una cosa en específico.
Y todas estas reflexiones van quedando escritas. Podés repasarlas una y otra vez.
Entonces, el estado mental en el que te encontrás deja de ser un condicionante a la hora de analizarlo.
Porque podés tomar ese registro y repasarlo en otro momento, bajo otras condiciones, y en otro estado mental. Inclusive con mayor información o mayor conocimiento.
Cuando reconocés los tintes que le aplicás a los recuerdos, o la manera en la que experimentás los eventos en tu vida, podés ir tomando conclusiones más profundas.
O por lo menos formular hipótesis.
“Che, me doy cuenta que cuando …[evento]… hago esto”
o “Noto que [determinadas situaciones] las percibo [de tal forma], pero… quizás no es tan así”
Y así empezás a tener un entendimiento, por lo menos, superficial de cómo actuás.
Pero también identificás qué es lo que pensás, que inclinaciones tenés.
Entonces, captás los axiomas que conforman tu mapa de acción en la vida.
En última instancia, tenés una mirada—un poco nublada todavía—de tus creencias. De lo que creés como verdad, de lo que interpretás como bien, como mal.
Entender los componentes de tu accionar te permite distinguir la relevancia y el efecto de cada proceso, acercamiento o ruta.
Entendés que cuando mezclás distintos tragos con alcohol, no te sentís muy bien al otro día.
Entonces, la próxima decís “hoy voy a tomar solo esto” o “hoy no voy a tomar“.
Entendés que cuando tenés una clase y tomás notas a mano, tardás más escribiendo y te perdés partes importantes de lo que dice el/la profesor/a.
Entonces, la próxima pensás “voy a probar tomando nota en la computadora”
O “voy a grabar la clase, y simplemente prestar atención en el momento”
Empezás a identificar que tenés el poder de explorar diferentes acercamientos y maneras de hacer las cosas. Distinguís lo que te sirve A VOS de lo que quizás le sirve a otro.
Pero…
Todo esto lo captás con mayor seguridad y confianza porque invertiste un caudal importante de pensamiento.
Tomaste cada elemento, cada palabra, cada concepto, y los desarmaste. Analizaste las partes que lo conforman, y las relaciones entre uno y otro.
Entonces, tomás la definición que algunos le aplican a la felicidad, por ejemplo, pero te das cuenta de que eso para vos no es ser feliz.
Probablemente te cueste articular el concepto de felicidad.
Pero sabés que ESO no es.
Y sabés que hay veces que te sentís feliz. Esa sensación sí la podés reconocer.
Entonces, a medida que vas sofisticando la manera de articular tus pensamientos, mayor poder tenés para definir los elementos que dirigen tu vida, según tu interpretación.
A mayor sofisticación, mayor poder de ensamblamiento de cada concepto.
Entonces, mejor es el entendimiento, mejor es la observación…
Pero mejor también, es la comunicación.
Y más allá de la observación y la reflexión de nuestras propias acciones, la comunicación con los demás nos sirve para comprender mucho mejor nuestras creencias.
Podemos tener un punto de vista diferente para ver qué imagen de nosotros existe fuera de nuestra propia mente.
Reconocemos esta estrategia como una buena manera de probar nuestras creencias e ideas sobre nosotros mismos y del mundo.
Entonces podemos corroborar y robustecer nuestro juicio. Tomamos mejores decisiones.
Y cuando tomamos mejores decisiones, vivímos mejor.
Pero “¿Qué son mejores decisiones?” “¿Qué es vivir mejor?”
“¿Qué es mejor?”
“No sé. Pero sé cómo se siente.”
Y eso es algo.
Entonces podés usarlo para guiarte. Y así pasás, no solo a analizar tus acciones, sino también el mundo que te rodea. Empezás a entender y a interpretar la vida de una manera independiente.
Podés ir destapando lentamente el concepto de mejor. Pero mejor para vos, para tu vida. Entendés que hay cosas que son importantes para el resto que no son importantes para vos.
Entonces vivís con mayor armonía, vas desarrollando un juicio propio.
Sos capaz de determinar lo que puede ser peligroso, de lo que es inofensivo.
Diferenciar lo que tiene contenido, de lo que está vacío.
Podés atravesar la superficialidad y rasguñar la esencia de las cosas.
Y eso es extremadamente útil en un mundo tan complejo.
Adoptar el método científico para acercarse a lo mejor
Cuando revisás tus acciones, o cuando aspirás a entender el mundo que te rodea, es crucial evitar cualquier tipo de distorsión.
Tu subjetividad, tu estado de ánimo, o tus deseos pueden influir en cómo interpretás esa evidencia.
Por eso, revisar lo que escribiste bajo diferentes contextos y estados emocionales se vuelve muy útil para poder analizarlo sin que te condicionen.
Así vas a poder abstraerte de la situación y verlo desde otra perspectiva.
Y uno podría pensar que escribir regularmente es un hábito puramente filosófico, por el desarrollo de ideas abstractas y las preguntas profundas que surgen en el proceso.
Pero en realidad, escribir y reflexionar es un acto profundamente científico. Porque estamos desglosando nuestras creencias y percepciones, y observándo los resultados de forma metódica.
Cada vez que notás un patrón en tus acciones, formulá una hipótesis sobre lo que eso podría revelar de tus creencias.
Pero acá está la trampa: no te quedes en una única hipótesis.
Podés formular varias interpretaciones, incluso contradictorias, para abrir un abanico de posibilidades. Eso te va a evitar caer en simplificaciones rápidas que pueden estar influenciadas por tu perspectiva actual.
Buscá formas de tirar abajo lo que creés como verdadero. No te cases con ningún resultado.
Cuando estás dispuesto a derrumbar las bases de tu pensamiento, y determinado en desestabilizar todo lo que está ahí…
Vas a descubrir lo que realmente se sostiene después de ese proceso. Y eso es lo que querés encontrar. ¿Qué se mantiene firme por más golpes que le des?
¿Qué ideas siguen en pie después de cuestionarlas una y otra vez?
Empezá a tomar tu vida como un científico y probá alternativas para sacarte las dudas. Desarrollá distintas posibilidades y amigate con el error. Hacé por el simple hecho de hacer.
No te detengas en querer obtener un resultado concreto o positivo sobre todo lo que hacés porque te va a condicionar a buscar tener razón. Hay veces que el error, no solo es inevitable, sino que también es necesario.
Animate a tomar distintas alternativas y descontalo desde el principio para integralo cómo un paso previo en cualquier cosa que hagas.
No quieras tener razón.
Porque, como cualquier científico sabe, el progreso sólo es opción cuando estamos dispuestos a aprender de nuestros fallos, a ajustar nuestras hipótesis y a reformular nuestras ideas frente a la evidencia.
Acá hay 9 preguntas que te van a ayudar a hacerlo:
¿Estoy describiendo lo que realmente pasó, o lo que quiero creer que pasó?
¿Hay patrones que estoy ignorando?
¿Estoy intentando tener razón o buscando entender mejor?
¿Estoy actuando de acuerdo con mis valores o simplemente buscando aprobación?
¿Mis emociones están distorsionando mi percepción de la situación?
¿Qué evidencia estoy evitando porque no encaja con mi narrativa?
¿Estoy enfrentando los problemas que debo enfrentar o evadiéndolos?
¿Qué es lo que más miedo me da que sea verdad, y por qué?
¿Qué estoy asumiendo sin cuestionar, y cómo esas suposiciones pueden estar afectando mi juicio?
Cuando escribís, creás un mapa de tu propia mente, una representación tangible de tu mundo interno.
Esto no es solo un ejercicio de autodescubrimiento o para ordenar pensamientos…
Es un proceso que te permite desarticular tus propias suposiciones, enfrentarte a tus errores y reformular tu visión del mundo.
A través de la escritura, te enfrentás a vos mismo y a las verdades que preferirías ignorar. Pero también te da la oportunidad de reformular esas verdades, de ajustar tus ideas y de llegar a algo que sea más estable, más verdadero, y, sobre todo, más tuyo.
En cierto punto requiere de coraje, porque cada palabra que escribís te obliga a confrontar lo que sos, lo que pensás y lo que te guía.
Pero también es un acto de creación: creás una versión más coherente y fuerte de vos mismo, capaz de actuar en el mundo de manera más efectiva y consciente.
Es en ese proceso en donde dejás de vivir en piloto automático y empezás a ser el arquitecto de tu propia vida.
gracias por leer.
buena semana, que te diviertas.
Bautista.