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¿Sos Vos Quien Decide Sobre Tu Vida?
Mucha gente terciariza su pensamiento a dogmas personales o se guían por lo que hacen sus amigos, lo que ven en instagram o lo que dicen los famosos.
Se relegan a automatizar su toma de decisiones y dejan de cuestionar por:
Falta de conocimiento - No tienen información suficiente, entonces es difícil cuestionar la fuente o el contexto de cada ‘regla’.
Comodidad cognitiva - Seguir reglas predefinidas les ahorra el esfuerzo de pensar críticamente.
Delegación de responsabilidad - Al ir detrás de otros evitan el peso de hacerse cargo de sus propias decisiones.
Deseo de certeza - La ambigüedad y la incertidumbre les genera ansiedad, y esas reglas les ofrecen una ilusión de orden.
Ese proceso les simplifica la toma de decisiones, son como “atajos mentales”.
Y en algunos casos, les permite tener a alguien o algo a lo que echarle la culpa o quejarse.
Relegan su poder y autonomía por miedo a ser responsables de la ejecución o de las consecuencias.
Para poder tomar una decisión fiel a vos mismo, necesitás tener control sobre la trayectoria a seguir. Pero ese poder requiere de una responsabilidad previa.
Cómo decía el tío Ben: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
«Querés hacer las cosas de tal manera? Podés, pero te tenés que hacer cargo de llevarla a cabo y de vivir con las consecuencias.»
Y a todos nos gusta pensar que decidimos sobre nuestra propia vida, pero muchas veces es muy fácil caer en una ilusión.
Ese siempre fue uno de mis grandes miedos.
Quería vivir una vida plena, auténtica. Sentirme satisfecho con lo que hice en mi vida, sin dejar los “qué hubiese sido si…” pendientes.
Intentaba convencerme de que mis decisiones eran mías, pero no estaba del todo seguro. Y eso me generaba miedo, porque quizás estaba alimentando esa ilusión.
Así que hoy quiero profundizar sobre:
Las trampas más comunes en las que solemos caer
Cómo cuestionar las creencias que aceptás por defecto
Y cómo la escritura puede ayudarte a construir un criterio que te de la seguridad y confianza que buscás
Vivir por inercia es soportar un sufrimiento invisible y sin sentido
Por lo general…
Nos da miedo tomar responsabilidad por nuestra vida porque es más fácil terciarizarla.
Si alguien propone un plan, lo hacés. Si alguien te critíca, cambiás. Si alguien define las reglas, las aceptás. Y quizás te ahorrás conflictos.
¿Pero es eso lo mejor? Me inclino a decir que no. Porque de esa manera, terminás siguiendo la vida de otros:
Sus deseos, sus objetivos, sus intereses. Tenés que lidiar con sus problemas, con los potenciales errores que trae su camino.
Y así, la vida se vuelve un infierno. Entonces…
Obviamente, vas a buscar escapar. Obviamente, vas a querer distraerte. Obviamente, vas a querer quedarte en la cama todo el día.
Porque no hay nada entusiasmante que te haga saltar ni bien te despertás. Tu día a día se vuelve una queja constante…
Porque te atrapaste en una vida que no elegiste.
Y llegar hasta ese punto, te va a presentar con el problema de cómo hacés para salir de ahí. Cuando en realidad, el problema del que te tendrías que haber encargado es el de no haber entrado en un principio.
Si no tomás tus propias decisiones, otros lo van a hacer por vos.
Vas a quedar atado haciendo cosas que ni siquiera disfrutás, e inconscientemente…
Vas a seguir a personas con las que no conectás, te vas a dejar guiar por creencias que no cuestionaste y te vas a apoyar en ideas que no podés argumentar.
Vas a quedar aislado, mientras vivís soportando un sufrimiento invisible y sin sentido.
Y todo…
Porque no tomaste una decisión por tu cuenta. Y eso se refleja en tu día a día:
Qué hábitos sostenés, con quién te relacionás, qué consumís (contenido y nutrición), a qué objetivos apuntás, y qué ocupa mayor espacio mental en tu cabeza…
¿Seguís una dieta o una rutina en el gimnasio porque está de moda o porque investigaste lo que realmente funciona para vos?
¿Consumís información que impulsa tu aprendizaje, o lo que sea que el algoritmo elige para vos?
¿Te rodeás de gente que te llena de energía, o simplemente aceptás la compañía que se te presenta?
¿Tomás decisiones conscientes o vivís en piloto automático?
Mi problema era que al relegar mis decisiones, también relegaba mi disfrute y mi plenitud.
Esa vida que quería vivir no la experimentaba porque dejaba que otros decidan por mí.
Entonces, muchas veces me encontraba con esta voz que me criticaba cada vez que no tomaba responsabilidad por mí mismo.
Cada vez que dejaba pasar una oportunidad o cada vez que permitía que otro elija por mí, me inundaba un sentimiento de frustración e inseguridad.
Sabía que tenía que hacerme cargo de mis decisiones, pero me era muy difícil.
Hoy mi situación es muy distinta.
Desde que arranqué a escribir a diario…
Pude notar cómo mi criterio iba tomando forma. Cada vez me volvía más asertivo y determinado.
Empecé a entender con mucha mayor claridad por qué voy detrás de ciertas cosas, qué valoro y qué no.
Qué es lo que me mueve y por qué pienso ciertas cosas. E identifico con mayor facilidad las creencias, perspectivas y las narrativas que moldean mi manera de pensar.
Puedo argumentar mis propias decisiones y sentirme seguro al tomarlas.
Entonces, si hay algo que hoy considero cierto es que:
Hasta que no te sientes a escribir y articular tus pensamientos para integrarlos en tu toma de decisiones, vas a seguir siendo un espectador de tu propia vida.
Jung dijo algo similar (un poco más profundo y sofisticado):
"Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, este dirigirá tu vida y lo llamarás destino."
Desarrollar un criterio te da la seguridad que necesitás para hacerte cargo de tus propias decisiones
Y escribir es el mejor hábito que podés adoptar porque es la herramienta que te va a permitir construir ese criterio.
Porque podés golpear con determinación las bases de tu pensamiento.
De ahí viene la seguridad que necesitás para tomar decisiones por tu cuenta.
Cuando algo se sostiene por más golpes que le des, sabés que podés confiar en eso.
Y tomar decisiones no es tarea fácil. Porque toca enfrentar las consecuencias de la vida real.
Pero justamente por eso…
Es tan importante escribir. Porque te permite recorrer múltiples posibles desenlaces de manera abstracta.
"Es mejor poner a prueba tus ideas en el terreno abstracto que ver cómo tus convicciones son demolidas por la realidad misma."
Podés poner sobre la mesa las distintas perspectivas que chocan en tu cabeza. Podés identificar problemas antes de actuar, y anticiparte.
Cada vez que tomes una decisión correcta fundamentada por tu propio pensamiento crítico, te vas a sentir mucho más seguro.
Y si no tomás la decisión acertada, vas a tener un espacio para poder identificar tu error, corregirlo e incorporarlo en tu arsenal, para la próxima vez que tomes una decisión similar.
Para eso sirve la memoria.
No es simplemente recordar momentos lindos, sino también construir una biblioteca de aprendizajes para no caer en las mismas trampas, golpearse con las mismas paredes o ser arrastrado por la misma corriente.
Y cuando escribís podés probarlo sin tener que enfrentar las consecuencias de la realidad.
Además, es un proceso en el cual te conocés más a vos mismo.
Entonces, también podés inclinarte por decisiones que están mejor ligadas a tu deseo y tus preferencias.
No sólo eso, sino que también ganás claridad sobre lo que pensás. Y eso reduce la incertidumbre que te produce ansiedad y confusión.
Alcanzás una mayor claridad para analizar tus acciones, pero también el mundo que te rodea.
Empezás a entender y a interpretar la vida de una manera independiente:
Entendés que hay cosas que son importantes para el resto que no son importantes para vos.
Sos capaz de determinar lo que puede ser peligroso, de lo que es inofensivo.
Diferenciar lo que tiene contenido, de lo que está vacío.
Podés atravesar la superficialidad y rasguñar la esencia de las cosas.
Y eso es extremadamente útil en un mundo tan complejo.
Cuando reflexionás y le dedicás tiempo a pensar, pasás por un filtro toda la información que te rodea.
Podés pisar con mayor determinación y confianza cuando sabés que recorriste todo el terreno y te aseguraste de que no haya ningún pozo.
No significa pasar de aceptar todo por defecto a cuestionar o rechazarlo todo, sino de entrenar la capacidad de discriminar entre:
Reglas útiles, que aplican en ciertos contextos, y…
Generalizaciones perjudiciales que nos limitan innecesariamente.
Cómo escribir para pensar por uno mismo
Para empezar, podés agarrar una hoja y un lápiz. Yo prefiero hacerlo en Notion porque escribo más rápido y tocando solamente un botón puedo crear un documento con una plantilla ya personalizada que se guarda con la fecha de creación en una base de datos.
Eso me ayuda a mantener todo organizado. Si quiero buscar algo, me es más fácil y rápido encontrarlo.
Para continuar, podés seguir esto 5 puntos que te van a ayudar a escribir de la mejor manera:
1) Que tu norte sea alcanzar mayor claridad
A medida que escribas más seguido, vas a poder sofisticar tu capacidad de articulación y todo va a empezar a tener mucho más sentido.
Pero es esencial que puedas llegar a conclusiones reveladoras con lo que escribís. Para eso necesitás claridad y fluidez. Pensá lo siguiente:
¿Si lo leés dentro de un año, entenderías lo que estás intentando decir? ¿Otra persona lo entendería?
2) No te detengas ante faltas de ortografía o puntuación
Cuando estés vaciando tu cabeza o tratando de capturar una idea, permitite que aparezcan faltas de ortografía, de puntuación e incoherencias.
A veces, intentamos ir escribiendo todo perfecto y perdemos de vista el punto al que queríamos llegar. Queremos claridad, pero primero necesitamos fluidez.
(Al desarrollar ideas más cruciales, sí es esencial después editar lo escrito para alcanzar una coherencia.)
Pero recordá: todo lo que escribís, en principio, es para vos.
3) Separá un momento del día
Es un hábito, así que necesitás tener un momento concreto en el que puedas volcarte. A mí me gusta hacerlo a la mañana, después de salir a caminar.
Cuando camino, escucho un podcast o reflexiono sobre lo que me anda dando vueltas en la cabeza.
Cuando vuelvo, escribo para bajar cosas interesantes que escuché o para articular ideas (aunque no estén del todo redondeadas).
4) Asegurate de tener fácil acceso y fluidez
Tenés que poder ponerte a escribir sin trabas ni complicaciones.
Muchas veces las ideas aparecen en momentos acotados, y no deberías dejarlas escapar.
Además, reducir al mínimo la fricción te permite entrar mucho más fácil en un estado de flow, lo que te lleva a encontrar reflexiones más profundas.
5) Volvé a lo que escribís de vez en cuando
Por eso es importante mantener un orden y registrar lo que escribís.
Volver a leer lo que escribiste hace tres semanas, seis meses o dos años, te puede dar una perspectiva más amplia sobre lo que pensabas en el pasado y ayudarte a entender ciertas cosas del presente.
También te permite hacer un seguimiento de ciertos procesos que estás transcurriendo.
Cuando escribís de manera constante podés alcanzar una versión más coherente y fuerte de vos mismo, capaz de actuar en el mundo de manera más efectiva y consciente.
Es en ese proceso en donde dejás de vivir en piloto automático y empezás a ser el arquitecto de tu propia vida.
Al final, tu vida depende de vos. Si querés vivir una vida plena, sentirte satisfecho de lo que hiciste y de cómo actuaste…
Tenés que tomar responsabilidad por tus propias decisiones. Podés consultar con amigos, familiares, inteligencia artificial, pero al final…
El que vive con las consecuencias de tus decisiones, sos vos.
Gracias por leer.
Buena semana, que te diviertas.
Bautista.
P.D: Si querés una estructura que te ofrezca un lugar para escribir y reflexionar a diario, podés probar mi Planificador Integral (Gratis).