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Cómo Dejar de Sentirte Perdido

El otro día, estaba en una de mis caminatas (acompañado por un podcast) y escuché algo que me hizo frenar y anotarlo.

Tuve que ponerle pausa al podcast porque me surgieron varios pensamientos que no me iban a permitir seguir prestando atención:

“Hay dos categorías de personas: los que están perdidos y los que saben que están perdidos”

No es una frase que me generó impacto inmediato, sino que me dejó pensando.

Dije: «Acá hay algo» «Pero... ¿qué?»

Me fue llevando a que investigue por mi cuenta.

Y ahí, llegué a un punto: Si sabés que estás perdido, automáticamente dejás de estarlo.

La idea llegó antes que la lógica. Pero me quedé pensando para encontrar el por qué de esto.

El asunto es que, traés a la superficie ese problema. Qué es como un filtro, que va a cambiar la manera en la que percibís todo lo que te cruces.

Teniendo ese problema en mente, el sentido que le asignás a tus experiencias, a tus memorias, y a tus pensamientos…

Empieza a girar en torno a esa situación que toma dominio de tu percepción.

Estás perdido. Pero ahora que lo sabés, vas a empezar a prestarle atención a cosas que te van a guiar a buscar respuestas fuera de esa nebulosa.

El problema de estar perdido, en realidad, está en no saber que lo estás.

Y hay mucha gente no sabe cómo se ve eso. Ni cómo salir de ahí.

Asi que…

Si no sabés si estás perdido, vamos a ver cuáles son los síntomas de estarlo.

Y si lo sabés, vamos a ver qué podés hacer para encontrar una dirección.

Estar perdido es hundirse en distracciones compulsivas

Cuando estás perdido no tenés una dirección concreta. Y el problema de no tener una dirección concreta es que tenés miles de posibilidades.

Te levantás y no sabés muy bien qué trayectoria trazar. La incertidumbre es demasiado pesada y te roba de toda claridad.

Por eso la gente que está perdida, suele aferrarse a

  • Estructuras que le permiten tener un orden (pero que le quitan la mayor parte de su autonomía y control), o…

  • Se hunden en distracciones que tapan momentáneamente el caos que genera esa incertidumbre.

Hoy quiero enfocarme en ese segundo punto.

Al no saber qué hacer, a qué apuntar o por dónde empezar, te encontrás con una ansiedad y una confusión que te agobian.

Por eso buscás distraerte.

Te gustaría tener algo en lo que enfocarte que te mantenga entretenido y motivado, pero principalmente por lo que valga la pena esforzarte.

Pero como son tantas las posibilidades, es tan grande el desafío o tan difuso el objetivo…

Preferís evadirlo.

Ocupás tus días con la mayor cantidad de horas posibles en el celular, o viendo series y películas, o…

Viendo series y películas MIENTRAS usás el celular. Y no estás enfocado en un lugar, ni en el otro.

Estás pensando en la próxima fiesta a la que vas a ir o el próximo reality con el que te vas a enganchar.

Te distraés.

Pero el problema no es mirar la serie, salir de fiesta o usar el celular.

El problema es que llega un punto en que ni siquiera lo disfrutás.

Estás encadenado. Te sentís empalagado, pesado y no podés parar.

El consumo masivo de dopamina vacía te configura para seguir alimentando ese uso compulsivo

Estas distracciones giran principalmente alrededor de tus hábitos y tu entorno:

  • Tu dieta

  • Tu vida social

  • Tu entretenimiento

  • Tu consumo digital

El mundo moderno se aprovecha de vulnerabilidades biológicas de nuestra fisionomía que no están adaptadas para el tipo de estímulos que nos rodean.

La comida procesada, las redes sociales, las compras online. Está todo diseñado para explotar tu sistema dopaminérgico.

Este sistema percibe dónde puede haber una recompensa, y cuando la encuentra, sigue buscando en esa dirección.

Pero cada vez que lo hace, el nivel de tolerancia sube y necesita más o algo distinto para satisfacer ese deseo.

Y a la larga, esa búsqueda genera más vacío. Porque querés la recompensa pero nunca nada es suficiente.

Nuestros circuitos neuronales se alimentan de esos estímulos inmediatos y se acostumbran a buscar más de eso. Lo que lo vuelve adictivo.

Si consumís contenido vacío, nunca vas a saciar tu apetito y vas a estar constantemente buscando más.

Si tus días giran en torno a la búsqueda de dopamina vacía…

Eso va a ser todo lo que vas a estar buscando.

(Y nunca vas a quedar satisfecho.)

Te terminás disolviendo en tus propios impulsos.

Te perdés en el consumo masivo de recompensas superficiales que te configuran para seguir alimentando ese uso compulsivo.

No encontrás valor ni entusiasmo en tus acciones cotidianas, y eso, te debe frustrar.

Estar perdido es estar hundido en distracciones.

Pero, me juego lo que sea a que, en lo más profundo…

Hay una parte de vos que está buscando ese sentido y entusiasmo.

Pero qué pasa.. Es muy difícil elegir qué dirección tomar, no?

Porque no sabés qué camino va a valer la pena.

Eso es lo que te mantiene estancado ahí.

Te gustaría esforzarte en algo pero tenés miedo de que tu sacrificio sea insignificante.

Entonces lo más fácil es relegarte a lo inmediato. Donde no hay lugar para la incertidumbre ni la complejidad ni la responsabilidad.

Si en verdad querés salir de ese pozo de caos absoluto, tenés que encontrar algo por lo que valga la pena esforzarte.

Ese es el primer desafío que uno se encuentra cuando sabe que está perdido:

No encontrar nada significativo en lo que dedicarse por completo.

Pero cuando sos consciente de eso, ya estás a mitad de camino.

Yo estuve en esa situación y después de mucho tiempo de no saber qué dirección tomar, puedo decirte que…

Si te sentís perdido, lo mejor es empezar por vos mismo.

Porque enfocarte en tu propio desarrollo va a valer la pena siempre.

Alcanzar una mejor versión de vos mismo, no solo te beneficia a vos, también al resto. Tu familia, tus amigos, tu comunidad, pero también…

Tu yo de mañana, tu yo de dentro de 1 año, tu yo de dentro de 10 años, y tu yo de dentro de 30 años.

Tu enfoque determina tu percepción

Tu percepción de lo relevante está determinado por el objetivo al que estés apuntando.

Si tu objetivo está hacia la izquierda, todo lo que te lleve para allá va a ser relevante. Si está a la derecha, cambia por completo lo que ves como relevante.

Al cambiar el objetivo al que apuntás, reconfigurás el paisaje perceptual de lo que te encuentres en el camino.

Y el asunto es que, mientras más enfocado estés en ese objetivo, mayor es el impulso dopaminérgico hacia él y menor tu interés en otras cosas.

Centrarte en la búsqueda de recompensas superficiales va a mantenerte atado a ese camino. Simplemente vas a ver como relevante todo lo que te acerque ahí.

No es hasta que cambiás la dirección de tu enfoque que podés despegarte de él.

Entonces, tu enfoque tiene que estar puesto en una estructura de incentivos que:

  1. Te oriente correctamente

  2. Te motive intrínsecamente 

  3. Valga la pena 

Esos son lo elementos necesarios para encontrar una dirección. Que son los mismo elementos que podés encontrar cuando trabajás en alcanzar una mejor versión tuya.

Tu desarrollo personal es crucial para todo lo que querés en la vida porque al final tu vida depende de vos. Nadie más va a venir a resolver tus problemas ni ofrecerte respuestas. Las tenés que encontrar vos.

En tu desarrollo personal está la dirección que estás buscando.

1) Te orienta porque cierra tu enfoque en una dirección en concreto.

Te ofrece claridad y reduce la ansiedad y confusión de no saber qué hacer.

La clave está en reconocer que sos digno (y capaz) de convertirte en una mejor versión tuya.

Para hacerlo, lo mejor es definir un ideal.

Te va a ayudar porque funciona como una brújula y cumple el rol de un juez.

Simplifica la superficie sobre la que tenés que prestar atención porque lo reduce a acciones específicas que te van a guiar.

Te va a ser fácil determinar qué acciones te acercan y cuales te alejan de ese ideal.

(Ya vamos a entrar en detalle sobre cómo podés hacerlo).

2) Te motiva porque estás en una lucha constante y existe el espacio para la mejora.

Pero avanzar hacia ese espacio, depende de vos. Tenés mayor control (y responsabilidad) sobre lo que hacés.

Entonces te es más fácil reconocer que tus acciones generan un efecto sobre algo.

Te genera un entusiasmo llamativo porque promete recompensas valiosas.

Si lográs mejorar, aunque sea un poco, te va a impulsar a querer seguir por ese camino.

Cada paso que des va a reducir la incertidumbre y te va a impulsar a que avances cada vez con mayor determinación..

Y es un proceso en el cual es necesario transformarte.

Cada desafío te obliga a crecer, porque el crecimiento es lo único que te permite superarlo.

3) Vale la pena justamente por esa transformación.

Quizás te planteés objetivos que no vas a alcanzar pero que te van a llevar a que tropieces en la dirección correcta.

El verdadero objetivo, el objetivo definitivo, es alcanzar una mejor versión de vos constantemente.

Se trata de seguir un camino que te permita conseguir beneficios que van más allá de cada logro. De aprender. Acumular conocimiento, habilidades y herramientas.

Nunca “ganás”.

Es un proceso de enfrentamiento voluntario infinito.

El punto no es resolver ciertas situaciones y listo. Es transformarte en alguien que esté a la altura de los desafíos que se le presenten.

Estar armado de la mejor manera para enfrentar las dificultades de la vida te va a brindar la posibilidad de vivir una vida plena.

Lo que te va a diferenciar del resto son los hábitos que sostenés, el contenido que consumís, las capacidades que adquirís, y el conocimiento que sabés aprovechar.

El primer paso para encontrar tu norte

Como dije antes, establecer un ideal es el paso más simple para involucrarte en tu desarrollo personal.

Es el proceso por el cual definís tu identidad. Pero como ya dije hace tiempo:

Tu identidad no es algo que simplemente encontrás o elegís de un día para el otro.

No podés decir “soy este” o “soy esto”, y listo… identidad definida.

No. La identidad es una elección continua.

Cada acción contribuye a la persona en la que te estás convirtiendo. Porque cada decisión que tomás, te acerca o te aleja de la persona que querés ser.

Y es un proceso que requiere de reflexión y de acción, que a la vez exigen una honestidad brutal y una voluntad de asumir responsabilidad por vos mismo.

Al establecer un ideal, definís:

  • Quién querés ser

  • Qué atributos conforman a esa persona

  • Y qué acciones te van a llevar a integrar eso atributos.

Y ahí está la simpleza.

De esta manera reducís todo el caos que trae involucrarse en algo significativo.

Tenés un norte y un plan de acción muy simple:

Centrarte en cumplir con las acciones que te propongas.

Cuando sabés quién querés ser, podés determinar qué cosas te van a alejar y cuáles van a ser las que te acerquen.

En eso te tenés que centrar. Ahí está la responsabilidad, el compromiso. Ese es el desafío que te va a mantener motivado y entusiasmado.

Si necesitás ayuda para esto, probá mi planificador integral.

El primer ejercicio que ahí te presento es: definir una visión a largo plazo. Que simplemente te va a dar un empujón en la dirección correcta y una perspectiva más amplia para establecer un marco para tus acciones.

En este proceso es crucial que incorpores el hábito de reflexionar.

La mejor manera (y la más simple) es escribiendo.

El ejercicio de ‘recordatorios de identidad‘ te va a ayudar a mantener el compromiso y a redireccionarte si empezás a desviarte.

A medida que lo hagas más seguido, vas a ir llegando a conclusiones más profundas que te van a revelar cosas sobre vos que no sabías o que no entendías.

Esto te va a ayudar a hacer un seguimiento de todo tu proceso de desarrollo personal, y es un hábito que no vas a querer soltar nunca.

Sentirse perdido no es una condena, sino una oportunidad. Es el llamado a detenerse, mirar hacia adentro y tomar control.

El caos que genera no tener una dirección es agobiante, pero también es el punto de partida para crear algo significativo.

Enfocarte en tu desarrollo personal no es solo una opción, es la más redituable.

Porque cuando trabajás en vos mismo, dejás el ruido y las distracciones de lado y te armás para enfrentar la vida con mayor claridad, motivación y propósito.

¿Estás perdido o sabés que estás perdido?

Gracias por leer.

Buena semana, que te diviertas.

Bautista.