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No Podés Seguir Tu Camino Si No Sabés Quién Sos (Ni Quién Podrías Ser)

El domingo pasado hablé sobre la importancia de seguir tu propio camino y evalué ciertos puntos para determinar si vale la pena vivir una vida fiel a uno mismo.

Pasé por temas como el arrepentimiento, la frustración y desarrollo del criterio propio. (Si no lo leíste, podés leerlo acá)

Hoy vengo a desarrollar una parte 2 (y va a haber parte 3) de por qué es crucial que sigas tu propio camino para poder vivir una vida que, realmente, valga la pena vivir.

En este newsletter quiero centrarme más en proporcionar una perspectiva profunda sobre conceptos fundamentales.

No tanto en herramientas y pasos prácticos. Sobre eso me voy a adentrar en la parte 3.

Esta parte va a estar enfocada sobre

  • en qué consiste tu identidad y cómo se define

  • las partes del proceso de autoconocimiento

  • y la importancia de la dirección y el parámetro en este proceso

Pero quiero expandir sobre estas ideas para que las herramientas que comparta tengan sentido, y que después puedas aplicarlas de manera efectiva.

Hay tantas ramas que surgen de este tema que me fue difícil cerrarme en algo concreto para escribir.

Y siempre me pasa lo mismo, encuentro decenas de temas de los cuales hablar, me surge otra centena de ideas para desarrollar, y veo miles de ángulos y direcciones por tomar, cuando me siento a escribir.

Pero prefiero tener ese problema, a tener que cavar en mi mente por horas para encontrar algo interesante y digno.

El tema de hoy es algo que necesitamos cubrir si queremos seguir nuestro propio camino.

Ya quedamos en claro sobre por qué tenés que seguir tu propio camino, pero..

¿Cómo podés seguir tu camino si no sabés cuál es?

Por eso es que hoy voy a profundizar sobre el proceso del autoconocimiento y la definición de tu identidad.

  • Quién sos

  • Qué valorás

  • Quién querés ser

  • Qué querés alcanzar

Que son preguntas que probablemente te hacés de manera frecuente, pero…

¿Dónde podés encontrar las respuestas? Vamos a expandir sobre eso.

Qué define la identidad de uno

La identidad se define a través de la lucha constante por descubrir y vivir de acuerdo con la verdad de quién sos.

Vení que lo desarmamos juntos:

Para poder definir tu identidad necesitás

  1. Descubrir la ‘verdad’ de quién sos

  2. Vivir de acuerdo a la ‘verdad’ de quién sos

Pero esto no es algo que simplemente encontrás de un día para el otro. Es un trabajo sin fin.

Dan Koe habla sobre la identidad de uno como un viaje de evolución constante, no como algo fijo.

Oséa, no podés decir “soy este” o “soy esto”, y listo, identidad definida. No.

La identidad es una elección continua.

Cada acción contribuye a la persona en la que te estás convirtiendo. Porque cada decisión que tomás, te acerca o te aleja de la persona que querés ser.

Es un proceso de reflexión y acción, de identificar lo que realmente valorás y lo que querés alcanzar en la vida.

Y quién tenés que ser, o en quién te tenés que convertir para alcanzarlo.

Entonces..

Para poder seguir tu propio camino, es necesario primero tener una dirección. Necesitás algo que te de un sentido.

Jordan Peterson dice que la mejor manera de encontrar sentido es a través de la responsabilidad.

Y al sentarse a definir tu identidad entrás en un proceso de autoconocimiento, que justamente, requiere de responsabilidad.

Por eso creo que es el primer paso para seguir tu propio camino.

Porque parte de este proceso implica enfrentar la relación entre el caos y el orden que existe dentro tuyo.

Necesitás estar dispuesto a mirar hacia adentro, a confrontar tus propias sombras, tus debilidades y limitaciones, e integrarlas de manera constructiva.

Robert Greene habla mucho sobre esto, sobre la integración (constructiva) de tu sombra, de tu lado más oscuro.

Y esto requiere de una honestidad brutal y una voluntad de asumir responsabilidad por vos mismo.

Porque es algo que depende exclusivamente de vos.

Nadie más puede darte las respuestas.

Como dije antes, hay tantos temas por el cual podría desviarme, pero voy a abstenerme al que hoy nos toca:

El proceso de autoconomiento y la definición de la identidad de uno.

Las partes del proceso de autoconocimiento

La necesidad de la reflexión

El domingo pasado hablé sobre lo esencial que es la reflexión.

Expliqué lo útil que es escribir para reflejar ideas y pensamientos, y reflexionar sobre ello, y también sobre nuestras acciones.

Porque justamente, escribir, te permite un espacio para hacerlo efectivamente.

Te habilita a darle forma a los pensamientos, las ideas y las emociones que cruzan por tu mente..

Pero principalmente, a observar tu manera de ser.

Entonces podés identificar patrones que te den una mirada más clara sobre..

  • tus pensamientos

  • tus reacciones

  • tus comportamientos

  • tus narrativas

  • y tus creencias

De esta manera, captás material que te permite desarrollar hipótesis sobre tu propia naturaleza.

Que en definitiva, es algo muy útil. Porque te permite ampliar tu perspectiva y desarrollar tu conciencia para estar más presente.

Y esta parte del proceso es crucial, por que nos da información que obtenemos de nuestras observaciones, y podemos detenernos a revisar lo que estamos haciendo.

Pero…

Quedarse con eso—con observar lo que hacemos—no es suficiente.

Si volvemos a lo que dije sobre la definición de la identidad de uno, vemos que hay dos partes.

La reflexión nos ofrece material relevante para entendernos mejor, pero ¿que hacemos con eso?

Necesitamos de la segunda parte: la acción.

Tomar acción, ¿pero hacia dónde?

Observar por observar no sirve para trazar tu propio camino.

Si reflexionás y analizás las observaciones que obtenés, ¿qué hacés con esa información?

¿Cómo determinás si suma o si resta?

¿Contra qué lo comparás?

El análisis de las reflexiones es útil, pero no por sí sólo. No puede quedar ahí, porque no toma una dirección.

Si no tenés con qué compararlo, el análisis es simplemente entender lo que se observa, y no ofrece mucho más que ese entendimiento.

Ahora, por el contrario, si tenés con qué compararlo, si tenés un ideal, te va a ser más fácil corregir o perfeccionar tus acciones.

Vas a poder darte un feedback sobre lo que observás para analizarlo efectivamente.

(Porque distinguís si tus acciones suman o restan).

El ideal como Juez

Un ideal nos da, justamente, una idea de lo que tendría que ser.

Si entendemos que el ideal está hacia un lado y vemos que nuestras acciones van para otro, estamos yendo en la dirección equivocada.

(Pero eso lo sabemos porque un ideal nos muestra la dirección correcta)

En el proceso del autoconocimiento, la reflexión nos da el material, y la acción es lo que hacemos con ese material.

Si no tenemos una dirección, o mejor dicho, un parámetro al que comparar ese material, toda la información que captemos no va a ser relevante por que no puede ser filtrada.

Más allá del entendimiento básico de uno, si no hacemos nada con esas observaciones, nos estancamos.

“Cualquier ideal es un juez.

Todo ideal es una meta, y no hay esperanza sin una meta.

Podés sacrificar el ideal para evitar el juicio, pero entonces no vas a tener una meta.

Y si no tenés una meta, no tenés alegría, ni entusiasmo, ni esperanza.

Y entonces tu vida realmente se convierte en una existencia de amargura y miseria.”

Jordan Peterson

Tenemos que tener un ideal que nos juzgue. En el que podamos reflejar nuestras acciones.

Nuestro ideal debería forzarnos a querer mejorar, a crecer.

Pero esto de sentarnos y profundizar hacia dentro de uno mismo, buscando definir lo que queremos, es un proceso incómodo.

(Por eso mucha gente lo evade—quizás sin darse cuenta, pero lo evade al fin)

Porque uno de los desafíos más grandes que enfrentás al definir lo que querés y quién querés ser es que, al hacerlo (como ya dijimos), establecés un ideal.

Y ese ideal, por definición, pone en evidencia la distancia entre lo que sos y lo que podrías ser.

Esa brecha genera miedo e inseguridad porque te enfrentás constantemente con la realidad de que no estás donde querés estar. Y eso es incómodo.

Y en ese proceso, también te das cuenta de que algunas de las creencias fundamentales que tenías sobre vos mismo—y sobre el mundo…

(Esas que considerabas verdaderas e inquebrantables)

Se desmoronan..

Dejándote vulnerable porque exponen a la luz tus propias limitaciones y deficiencias.

Es una lucha feroz (y constante).

Pero necesaria, si queremos vivir una vida que valga la pena vivir.

  • Para seguir tu propio camino necesitás una dirección, un sentido

  • Para encontrar un sentido, el mejor camino es la responsabilidad

  • El proceso de autoconocimiento requiere de asumir responsabilidad porque te fuerza a mirar hacia dentro

  • Ese proceso trae consigo obstáculos y verdades incómodas porque estás en un juicio constante entre lo que sos y lo que podrías ser

  • Pero.. atravesarlo es el único camino para vivir una vida que valga la pena

gracias por leer.

buena semana, que te diviertas.

Bautista.

P.D:

Tener claras estas cuestiones me parecía fundamental para poder diseñar, por así decirlo, una mentalidad o perspectiva para adentrarse en el proceso de autoconocimiento.

Entiendo que el primer paso para introducirse en un proceso como este requiere de una mentalidad o perspectiva que te permita filtrar la información que captás y los obstáculos que enfrentás.

Porque en última instancia, la mentalidad con la que enfrentás, y la perspectiva con la que observás cada evento, es lo que te mantiene constante o lo que te detiene.

Por eso es que hoy me centré principalmente en eso. Y además creo que tener la mentalidad o perspectiva adecuada te permite también absorber mejor las herramientas prácticas que te comparta.

Siempre trato de compartir sistemas, hábitos, o ejercicios, que pruebo y aplico en mi día a día para que vos también los puedas probar y ver si te son útiles.

Entonces, intento de hacer un paso a paso para que lo puedas adoptar de la manera más efectiva.

Hoy me pareció que lo mejor era “prepararte“ para que el ejercicio que te quiero compartir, cobre mayor relevancia y genere un mayor impacto.

La tercera parte va a estar enfocada en cómo definir tu ideal a partir de un ejercicio que me fue muy útil.