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Por Qué Necesitás un Proyecto para Encontrar Sentido y Entusiasmo
La semana pasada hablé sobre las “etapas de alienación”. Esos momentos de la vida en los que no te encontrás con vos mismo.
No hay nada que sientas que encaje con vos. Todo cuesta más de lo que debería y te sentís ajeno.
Hablé de los pilares para salir de esa etapa y de la importancia de seguir tus intereses. Hoy quiero profundizar en esa dirección.
Sobre el cruce entre tus intereses, el aprendizaje y tu crecimiento. Este cruce se da cuando desarrollás un proyecto sobre tus intereses.
El fin del aprendizaje es el principio de la alienación.
Dejar de aprender significa dejar de crecer. Estancarse.
La vida pierde profundidad y dejás de percibir el valor que tiene lo cotidiano o la información que rápidamente catalogás como ‘irrelevante’.
Cuando dejás de aprender:
Limitás tus experiencias y oportunidades
El miedo al cambio o al fracaso se vuelve destructivo
Eliminás todo entusiasmo y te desconectás de vos mismo
La vida se vuelve menos llamativa y encontrás menos motivación y sentido en lo que te rodea.
Cuando el crecimiento se detiene, volvés a sentirte ajeno a vos mismo y a tu entorno. Perder ese “motor” te aleja del dinamismo natural que te impulsa a encontrar tu propia dirección.
Entonces, si procrastinás sobre cosas que en realidad te gustaría seguir…
Si te sentís perdido, fuera de lugar o te encontrás haciendo algo que no te llena o no te motiva…
Si sentís frecuentemente una sensación de vacío, aburrimiento o falta de entusiasmo..
La solución está en desarrollar un proyecto. Uno basado en tus intereses.
Qué te ofrece un proyecto
Un proyecto te brinda un espacio seguro para experimentar. Es como una maqueta de la realidad.
Me gusta pensarlo como una aventura en escala reducida. Acá podés enfrentarte a lo que te intriga, te desafía y te incomoda, en un escenario sin riesgos reales.
Un proyecto es una virtualización de la realidad. Pero construido a través de tu experiencia.
No es algo externo que simplemente se origina por fuera de uno. Es una proyección de tu identidad. Es una búsqueda que está conectada con tu esencia.
Es un lugar en el cual volcar tu totalidad sobre algo significativo. Y transformarte en el proceso. Entonces…
La pregunta principal que se asoma es: ¿Hacia dónde avanzás?
Porque para que haya un avance tiene que haber una dirección.
Si no ¿Cómo sabés si estás moviéndote en el sentido correcto?
Sin dirección, tus esfuerzos se fragmentan. Quedan desalineados. Se pierde el dinamismo, entonces no hay búsqueda; no hay determinación.
Predomina la quietud. El estancamiento.
No hay progreso porque… No. Hay. Dirección.
Definir un objetivo, implica establecer una dirección. Y los objetivos que más sentido van a tener para vos, están detrás de tus intereses.
Lo que te interesa es una pista de hacia dónde avanzar.
Lo que capta tu interés no es casualidad. Todo lo que llame tu atención lo hace por algo. Hay algo en eso; alguna particularidad, que te genera cierta incomodidad.
Tiene algo que activa tu curiosidad, que te mueve. No es incomodidad negativa, sino un impulso: una necesidad de saciar la intriga.
Seguir esas pistas abre la puerta de TU camino.
Quien se anima a escuchar las llamadas de su curiosidad descubre que la vida le revela oportunidades invisibles para los distraídos.
Son el motor del aprendizaje. El aprender es expandirse, es crecer, adaptarse. Nos ofrece dinamismo. Que si lo perdemos, corremos el riesgo de estancarnos—de alienarnos.
Todo lo que llame tu atención va a estar guiándote. Pero tenés que estar abierto a ir en busca de esos enigmas.
Porque encontrar tu dirección no se trata de identificarla, seguirla, y listo.
Es un proceso constante de ajuste. Toda información que vamos obteniendo nos sirve para recalibrar nuestra dirección. A medida que avanzamos, afinamos nuestra puntería.
Así es como vamos llegando a algo cada vez más significativo, relevante, y útil.
Desarrollar un proyecto sobre tus intereses se vuelve necesario porque te brinda el escenario perfecto para desarrollar todo eso.
No solo te ayuda a encontrar tu dirección, sino que te permite ajustarla continuamente y construir algo significativo mientras avanzás.
Al hacer esto, encontrás un sentido más profundo de quién sos, porque el proceso mismo es una exploración activa de tus intereses y valores.
Un proyecto le asigna sentido y relevancia a las pistas que vas revelando.
Según Demis Hassabis (co-fundador y CEO de Google Deepmind), aprender consiste en transformar la información que recibimos en un conjunto de conocimientos útiles y explotables.
Stanislas Dehaene (neutrocientífico francés) dice que aprender es: “llevarse una porción de la realidad.”
Esas porciones de realidad las tomamos de estas pistas o intervenciones que se nos presentan como intereses o “llamados de atención”.
Y tener un proyecto es tomar esas porciones y explotarlas. Es atribuirles una utilidad en relación a lo que estás construyendo.
Cuando emprendés un proyecto, hacés que la información con la que te cruzás sea útil. Lo capturas y lo integrás en la estructura de lo que querés construir.
La información que parece aleatoria o irrelevante, cobra sentido en relación a tu proyecto. Empezás a ver mayor oportunidad en cada pequeña particularidad.
Involucrarte en un proyecto crea un embudo y aplica un filtro en tu mente. Toda información, por más aleatoria que parezca va a cobrar relevancia.
Después de cierto período de tiempo…
Cada descubrimiento, cada pedazo de información que ya hayas captado desde tu experiencia, se va a complementar uno con otro. Vas a poder establecer conexiones.
Las dificultades se vuelven tu fuente de motivación
Desarrollar un proyecto sobre tus intereses es involucrarte conscientemente con eso que te genera intriga, desafío y—hasta cierto punto—incomodidad.
Y ese desafío es crucial, es lo que te hace crecer y desarrollarte al máximo. Es lo que te impulsa a ser todo lo que podés ser. A transformarte.
Hacerlo detrás de un interés genuino no va a hacer que el estrés y la ansiedad desaparezcan, sino que cambian de dirección:
Se convierten en fuerzas que te empujan hacia adelante, porque el significado detrás de lo que hacés les da un propósito.
En vez de ser algo que te limita, son tu fuente de motivación.
La procrastinación no existe cuando te involucrás en proyectos que roban tu atención y captan tu curiosidad.
Al estar encontrando nuevos descubrimientos y resolviendo situaciones constantemente, esa ansiedad, que antes te paralizaba, ahora se transforma en el combustible de tu exploración.
Esas ganas de querer salir a buscar respuestas elimina por completo la procrastinación.
Un proyecto te transforma
Experimentar por cuenta propia te permite el contacto directo con los elementos que inciden en el tema que estás explorando y genera condiciones ideales para desarrollar la resiliencia de uno.
Al estar constantemente enfrentándote a obstáculos nuevos, equivocándote, e invirtiendo más tiempo del que pensaste necesario..
Aprendés a lidiar con el estrés, a persistir ante la frustración, y a manejarte con claridad en la incertidumbre.
Cuando decidís realmente profundizar sobre lo que te interesa…
Rápidamente te encontrás con huecos en tu conocimiento y descubrís los límites de tus habilidades.
Esto, por un lado, te muestra los lugares dónde podés pisar con firmeza, pero también, los espacios que tenés que rellenar.
Te ves obligado a expandir sobre lo que no sabés hacer o no conocés y a refinar lo que ya es parte de vos.
A raíz de eso, tus oportunidades también se amplían.
El proyecto más simple de empezar
La manera más fácil de pasar a la práctica es escribiendo. Así que te propongo lo siguiente:
Escribí un blog.
Hace ya más de un año que escribí mi primer blog. Hablé sobre fútbol. Pero al ser un tema demasiado amplio, me cerré sobre puntos que me interesaban profundamente y traté de aplicarle mis observaciones.
(Acá lo podés leer lo que escribí.)
No hay proyecto más simple que escribir un blog. No requiere de video, ni audio, y podés extenderte lo que quieras.
No necesitás crear una página web, y podés publicarlo gratis. Yo recomiendo Medium para hacerlo.
Lo importante es ir haciendo.
Investigá, desarrollá, aprendé, pero principalmente… Creá.
Tomá cualquier cosa que te moleste, que te llame la atención, que te intrigue. Eso a lo que volvés una y otra vez. De lo que podrías hablar por horas—o que te gustaría estar capacitado para hablar por horas.
¿Te gusta el vino? Hablá de eso.
¿Te interesa el cine? Hablá de eso.
¿Te llama la atención algún género musical? Hablá de eso.
Puede ser cualquier cosa, no te limites.
La idea de escribir un blog es tener un proyecto accesible, dejando algo tangible, y medianamente presentable. Pueden ser 300 palabras, 800, o 4000. Lo que te salga.
Los puntos a cumplir son:
Que el tema sea claro
Que haya una estructura coherente
Pero principalmente, que digas lo que pienses
¿Qué vas a necesitar para esto?
Saber qué es lo que querés comunicar. Y para eso es esencial un sistema que te ayude con los primeros pasos.
Una vez que te encuentres en un lugar de orden y claridad, escribir se vuelve mucho más simple. Hacé lo siguiente para llegar ahí:
Los primeros pasos de tu proyecto
El sistema que te recomiendo para empezar con el desarrollo del proyecto, consta de 2 pasos:
1. El Inventario Intelectual
Es un ejercicio de escritura exhaustiva en el que volcás todo lo que sabés sobre un tema. El objetivo es hacer un balance del conocimiento propio, identificando las áreas de fortaleza y las lagunas.
Es un espacio para liberar ideas y pensamientos sin preocuparte por la perfección, y así poder diseccionarlo para darle una estructura ordenada.
Volcás en una hoja o documento, todos los temas que te interesaría profundizar. Debajo de cada uno, armás una lista de ítems con todo lo que se te ocurre que podrías abarcar dentro de cada tema.
Analizá todas las tangentes por las cuales te podés desviar, todas las conexiones que podés realizar y todos los aportes que podés sumar a ese tema, desde conocimientos sobre otras áreas a experiencias propias.
De esta manera podés encontrar algo que realmente te atrapa y te ofrezca la posibilidad de expandir al máximo. Una vez que lo tengas, hacé lo siguiente:
Panorama General - Describí cómo entendés el tema (vos, tu opinión).
Expandí sobre todo lo que se te ocurra al respecto. Hacete preguntas, si es que surgen. Volcá tus opiniones y justificalas con argumentos. Todo lo que sepas sobre el tema, escribilo.
En un principio te va a costar, porque nunca lo hiciste. Pero a medida que sigas escribiendo vas a ir refinando lo que querés comunicar u observar.
Una vez que tengas eso escrito, tratá de segmentar las partes que conforman al tema principal.
Esta primera base es la que te va a servir para tomar información “irrelevante“ o aleatoria y relacionarla con tus argumentos.
Síntesis - Después, tratá de resumir todo lo que escribiste en una sola oración. Hacé una síntesis, tiene que ser original y profunda
Con todo esto desarrollado, te va a ser más fácil identificar qué puntos son más sólidos y confiables, y cuáles necesitan ser reforzados.
Este proceso de “vaciar la mente” es fundamental porque te permite liberar tus pensamientos y verlos con claridad. Hacer esto sin limitarte puede revelarte muchas cosas.
Muchas veces no somos conscientes de todo lo que sabemos hasta que lo articulamos.
2. El desarrollo informado
Este es un paso necesario para:
Reforzar lo que no entendés
Profundizar sobre lo que ya sabés
Y descubrir lo que todavía no conocés
Acá, tenés que buscar los conceptos fundamentales y autores relevantes de tu tema.
Entonces, vas a necesitar una fuente de la cual obtener información robusta, y un lugar en el cual capturar lo que es relevante y desarrollar tus ideas.
Seguí a expertos en redes sociales, escuchá podcasts, lee libros, anotate en cursos.
Buscá alguna manera de poder capturar lo más importante para tenerlo a disposición. Tomá notas, hacé resúmenes, y acumulá información relevante.
Armá una carpeta con documentos y segmentá toda la información según cada concepto o idea. Organizálo como a vos te parezca mejor.
De todo lo que capturás, diferenciá lo que tomás textual de lo que parafraseás o las interpretaciones que articulás.
Para esta parte del proceso te puede servir el “método de bloques“. Y para la captura y organización de la información te recomiendo que uses Notion.
Seguir tu curiosidad abre puertas a oportunidades inesperadas. Oportunidades que van guiando tu camino.
Si empleás tu creatividad y tomás acción sobre ese camino, te encontrás con vos mismo.
Es un proceso de ajuste constante, de seguir las pistas que te guían.
Así, las dificultades se vuelven manejables y las satisfacciones más intensas.
Desarrollar un proyecto es conexión, entusiasmo, y transformación.
gracias por leer.
buena semana, que te diviertas.
Bautista.